No. 6 Preocupación de los judíos por el Estado de Israel

 

Iglesia Evangélica Luterana de los Estados Unidos

Temas de debate para las relaciones cristiano-judías

 

No. 6 Preocupación de los judíos por el Estado de Israel

El Estado de Israel ocupa un lugar especial en la vida y el pensamiento del pueblo judío. La necesidad de que los cristianos entendamos la profundidad del interés de los judíos por Israel es especialmente urgente, si queremos participar fielmente en la búsqueda de la paz y la justicia para todos los pueblos de Medio Oriente.

 

Durante gran parte de su existencia, el pueblo judío vivió en la Diáspora, es decir, disperso entre las naciones. Aunque la tierra del Israel bíblico fue el hogar de algunos judíos a través de la historia, la mayoría vivía como minorías en el seno de las otras naciones. A veces gozaban de relaciones cordiales con la población mayoritaria, pero a menudo eran tomados como chivos expiatorios por problemas sociales, y eran víctimas de difamación y violencia. Siempre mantuvieron viva la memoria de su patria bíblica, y la liturgia clásica judía hace repetidas referencias a la Tierra de Israel: incluso dos de sus fiestas más importantes, Pésaj y el Día del Perdón, terminan con las palabras “El próximo año en Jerusalén”.

Esta esperanza adquirió un nuevo sentido histórico en las décadas de 1880 y 1890, cuando muchos judíos huyeron de la persecución en Europa oriental hacia la Tierra Santa. Su movimiento se vinculaba a la promesa de la Escritura de un retorno a Sión, la montaña santa de Jerusalén. (Por eso, el término “sionismo” está relacionado con diversos movimientos nacionales judíos, aunque cada uno de ellos interprete de diferente manera las promesas de la Escritura). En muchos lugares, judíos y árabes convivieron en armonía, pero desde el principio hubo tensiones y conflictos, que fueron aumentando con el tiempo. Las Naciones Unidas elaboraron un plan para dividir el país, que fue aceptado por los líderes judíos pero rechazado por los gobiernos árabes, y el establecimiento del Estado de Israel en 1948 debió enfrentar una invasión de las naciones circundantes. En este y otros conflictos posteriores, Israel se defendió y, en el proceso, expandió su control territorial. Las aspiraciones palestinas de un Estado independiente y la preocupación israelí por su seguridad nacional han sido temas tanto de la continuación del conflicto como de las conversaciones de paz. Sin embargo, elementos extremistas, desconfianzas sobre las mutuas intenciones, y ciclos de resentimiento por la política israelí y las reacciones palestinas minaron reiteradamente las iniciativas de ambas partes. Los esfuerzos para lograr una coexistencia justa y pacífica en la región también se vieron complicados por las dinámicas de la Guerra Fría y otros conflictos internacionales.

Los judíos norteamericanos contemporáneos tienen distintos puntos de vista acerca de las políticas del gobierno israelí, pero la continuidad de la existencia del Estado de Israel es muy importante para ellos. La posibilidad que tienen los judíos de cualquier parte del mundo de reivindicar la ciudadanía israelí es especialmente valorada como defensa contra la táctica nazi de declarar a los judíos “apátridas”, despojándolos así de la protección del derecho internacional.

La esperanza cristiana no se ha basado por lo general en ningún territorio específico, sino en un nuevo cielo y una nueva tierra, en los que el gobierno de Dios traerá paz y justicia para todos. Esta perspectiva sienta las normas para todas las naciones; los gobiernos sirven bajo la bendición o el juicio de Dios, según promuevan o socaven esa paz y esa justicia. Desde este punto de vista, el Estado de Israel, con sus ideales democráticos y sus logros culturales, ha sido una bendición y un refugio para los judíos, en un mundo donde la tercera parte de su población ha sido aniquilada en el Holocausto. Al mismo tiempo, como Estado soberano, Israel tiene la obligación moral de usar su poder en forma responsable, en una situación en que una población palestina desplazada también está buscando independencia, seguridad, y un futuro pacífico en su propia tierra.

Existen evaluaciones divergentes sobre la situación árabe-israelí-palestina, no sólo entre los judíos y los cristianos, sino también dentro de cada grupo. Tanto los israelíes como los palestinos pueden ser en diferentes tiempos especialmente vulnerables, y suscitar el interés, la intercesión y acciones adecuadas por parte de los cristianos. Los esfuerzos por contribuir a una coexistencia pacífica serán más efectivos si se basan en un estudio serio de la historia del conflicto, el respeto por los derechos y las objeciones de todas las partes, y el cuidado por el uso prudente del poder en una situación muy complicada y de delicado equilibrio. No se hallarán soluciones mediante la aplicación directa de profecías bíblicas o argumentos apocalípticos, sino a través de una reflexión orante sobre las posibilidades prácticas, guiada por una ética de fe activa en el amor. En la búsqueda de una paz justa, los cristianos procurarán mantener un diálogo abierto con todos los participantes, y ayudar a soportar el dolor de más de un siglo de conflicto.

 
Preguntas para la discusión
  1. ¿Qué similitudes y diferencias ve usted entre el amor de los judíos por la tierra de Israel y el fenómeno de la nostalgia que muchos norteamericanos sienten por la patria de sus ancestros; el respeto por la sacralidad de las iglesias; el patriotismo y la preocupación por la seguridad nacional; la reverencia por los elementos materiales de los sacramentos? ¿Cuáles serían otras analogías posibles?
  2. ¿Qué relación existe entre el moderno Estado de Israel como nación “como las demás naciones” y la idea de Israel como “luz de las naciones”? ¿Bajo qué normas debería determinar Israel sus acciones y su política?
  3. ¿Puede justificarse el uso de la violencia como un medio para fines sociales y políticos? ¿En qué circunstancias? ¿Cómo puede romperse un círculo continuo de violencia como represalia, o cómo podría directamente evitarse?
  4. El conflicto de Medio Oriente es interpretado a veces como una guerra religiosa, con facciones judías, cristianas y musulmanas que defienden posiciones polarizadas basándose en lecturas fundamentalistas de la historia y las escrituras. Así, la religión puede ser usada para justificar, e incluso intensificar el desprecio y la violencia. ¿Cómo se puede hacer para que la religión desempeñe un papel más constructivo?
 
 

Temario

1. Introducción: judaísmo ayer y hoy
2. Alianzas: antigua y nueva
3. Ley y Evangelio
4. Promesa y cumplimiento
5. Textos que presentan dificultades
6. Preocupación de los judíos por el Estado de Israel
7. Tikkun Olam: reparación del mundo
8. Cristianos y judíos en el contexto de las religiones mundiales

 

Editorial remarks

Traducción del inglés: Silvia Kot