Iglesia Evangélica Luterana de los Estados Unidos
Temas de debate para las relaciones cristiano-judías
No. 4 Promesa y cumplimiento
Los cristianos afirman que las promesas de Dios a Israel se cumplen en Jesucristo y en la vida de la Iglesia. Debemos ser conscientes de que los judíos también han experimentado la continuada fidelidad de Dios en el judaísmo rabínico y en la realidad contemporánea de la fe y la vida judías |
Has de saber, pues, que YHWH tu Dios es el Dios verdadero,
el Dios fiel que guarda la alianza y el amor por mil generaciones
a los que le aman y guardan sus mandamientos.
Deuteronomio 7, 9
Los redactores del Nuevo Testamento hablan de Jesús como cumplimiento de las promesas hechas por Dios a Israel. Así, se basan en el establecido modelo de promesa y cumplimiento que caracteriza las acciones de Dios en el Antiguo Testamento (promesas de descendencia y de tierra a Abraham y Sara, promesa de una dinastía a David). Al utilizar abundantemente algunas imágenes de la herencia de Israel -Jesús como el nuevo Moisés, el Hijo de David, el Hijo del Hombre-, legan este modelo al pensamiento cristiano. Lo que nosotros experimentamos en Cristo es la realización de la esperanza que Dios nos ha dado por medio de la Torah y los Profetas.
Sin embargo, muchas veces las promesas de Dios se cumplen de maneras inesperadas. Aun cuando la Iglesia halló en Jesús la realización de la esperanza mesiánica, describió su papel y sus acciones en una combinación distintiva y audaz con otros temas escriturales. El nuevo Moisés es también el Siervo Sufriente; el Hijo de David es también el Cordero Pascual.
Nosotros también creemos que Dios tiene mucho más para cumplir en la redención de la humanidad y de toda la creación; ahora vivimos todavía en la anticipación, cuando oramos: “Que venga tu reino”. Al agradecer lo que Dios ya nos ha dado, y al mismo tiempo aguardar en la esperanza lo que Dios hará, tenemos mucho en común con los judíos piadosos. Ellos también se regocijan en las bendiciones de la alianza mientras siguen aguardando la plenitud de la redención.
Dios tiene más de una forma de ser fiel a sus promesas. El modelo de promesa y cumplimiento de ningún modo implica que el cristianismo y el judaísmo sean cumplimientos mutuamente excluyentes. Cada comunidad de fe ha experimentado en amplia medida la gracia y la guía de Dios.
Promesa y cumplimiento no es algo que ocurre de una vez para siempre, sino un modelo recurrente de la acción de Dios. Tanto la vida de la Iglesia como la vitalidad del judaísmo contemporáneo son testimonios vívidos del poder y la constancia de Dios. En cada generación, la Iglesia y la Sinagoga son signos mutuos de la fidelidad de Dios. Juntos esperamos el cumplimiento último de todas las promesas de Dios.
¿Cómo voy a dejarte, Efraím,
cómo entregarte, Israel?
Oseas 11, 8
Preguntas para la discusión
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