Iglesia Evangélica Luterana de los Estados Unidos
Temas de debate para las relaciones cristiano-judías
No. 3Ley y evangelio
El sentido de “ley” es positivo para los judíos, contrariamente a lo que ha significado habitualmente para los luteranos. |
¡Oh, cuánto amo tu ley, todo el día la medito!
¡Qué dulce es tu palabra para mi boca,
es más dulce que la miel!
Salmo 119, 97.103
¿Qué sentido le damos a “Ley” cuando hablamos de la Palabra de Dios que incluye tanto la “Ley” como el “Evangelio”? Para los luteranos, “Ley” significa habitualmente la exigencia de Dios de que vivamos en completo acuerdo con la voluntad de Dios. Como no podemos hacer eso, por estar sujetos al pecado, somos condenados por la Ley y debemos ser salvados por el Evangelio. Desde este punto de vista, la Ley siempre nos acusa.
Entonces, a menudo nos sorprendemos al comprobar que los judíos toman la Ley más como un don que como una exigencia. Así, el salmista exclama: “¡Oh, cuánto amo tu ley (Torah)!” (Salmo 119, 97), y los rabinos subrayan que Israel recibió los mandamientos (mitzvot) no para ser condenados, sino para “vivir gracias a ellos” (Levítico 18, 5): “vivir”, no morir. Los israelitas no reciben la ley para ganar el favor de Dios: ellos fueron liberados de la esclavitud en Egipto, antes de llegar al monte Sinaí para recibir la Torah. De manera que ya eran el pueblo de Dios cuando Dios les entregó la Torah para que supieran cómo debían vivir su vocación divina.
La Torah abarca los cinco Libros de Moisés, la enseñanza de la Escritura en general, y las interpretaciones de los rabinos. Empezando por los Diez Mandamientos, que muchos cristianos también utilizan como una guía positiva para la vida, es una guía fundamental más que una exigencia legalista. Ciertamente, el término “Torah” se traduce mejor como “enseñanza” o “instrucción” que como “ley”.
El Nuevo Testamento describe un vigoroso debate entre Jesús y “los fariseos”, que produjo un movimiento de renovación laica en el seno del judaísmo sobre algunos aspectos de la interpretación de la Torah. Aunque se ha interpretado erróneamente este conflicto como una lucha del “cristianismo” contra el “judaísmo”, en realidad tanto Jesús como los fariseos trataban de discernir cómo se aplicaba la voluntad de Dios a los detalles de la vida diaria de la comunidad judía. Los judíos consideran a los fariseos como precursores de la gran tradición del judaísmo rabínico, en el cual este esfuerzo por percibir el significado de la enseñanza de la Torah para cada nueva generación fue continuado, y continúa hasta nuestros días.
El mandamiento contra el falso testimonio nos exhorta a evitar las caricaturas negativas de la vida y el pensamiento judíos. Los cristianos están aprendiendo hoy a prestar atención a la interpretación y la experiencia judías de la Torah en su multiplicidad y gracia.
Así que la ley es santa,
y santo el precepto,
y justo y bueno.
Romanos 7,12
Preguntas para la discusión
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