Líderes de las relaciones judeo-cristianas modernas: André Chouraqui (1917-2007)

Uno de los principales arquitectos de la amistad judeo-cristiana moderna del mundo francófono y de Israel, André Chouraqui, no es tan conocido como merecería serlo por su gran cantidad de contribuciones y logros.

André nació el 11 de agosto de 1917 en Argelia, en el seno de una distinguida y devota familia judía sefaradí que había huido al norte de África poco antes de la expulsión de los judíos de España a fines del siglo XV. Educado en un ambiente multirreligioso (judío, cristiano y musulmán), desarrolló desde muy temprana edad una curiosidad por otras religiones, y una apertura hacia ellas, que fue alentada por su familia.

En sus años de estudio en las escuelas seculares francesas, André abandonó su práctica religiosa, pero el ascenso de Hitler y los nazis, y su manifiesta amenaza contra los judíos de Europa, lo llevaron a redescubrir su identidad judía realizando estudios en el seminario rabínico de Francia en París, hasta que este fue cerrado por los nazis. Pasó el resto de los años de guerra en la Resistencia francesa, donde le sorprendió el hecho de que, al parecer, la afiliación religiosa no era considerada por la mayoría de sus camaradas. Después de la guerra, desilusionado e impactado por la devastación del Holocausto, empezó a trabajar inmediatamente en Francia con otras personas que compartían sus ideas (como el historiador judío francés y pionero en el diálogo interreligioso Jules Isaac), para intentar cambiar las actitudes antijudías a través de la educación y la amistad, para garantizar que esas atrocidades no se repitieran nunca más. En 1958, se radicó con su esposa Annette en Israel, donde pronto intervino en la vida política y social del joven país, primero en el gabinete del Primer Ministro David Ben Gurion, y luego como vice alcalde de Jerusalén bajo la jefatura de Teddy Kollek, durante seis años, en los que se ganó el respeto de todos como constructor de puentes entre los grupos religiosos, culturales y lingüísticos de Jerusalén.

André Chouraqui fue un gran amigo de muchas figuras religiosas cristianas y estuvo presente en Roma en septiembre de 1965, cuando los obispos del Concilio Vaticano II aprobaron la Declaración Nostra Aetate. Al retirarse de la política en 1973, decidió dedicarse a uno de sus antiguos sueños: realizar una nueva versión francesa de la Biblia para destacar  su gran riqueza literaria y lingüística de un modo menos “tradicional”.  Su nueva traducción, llamada simplemente “La Biblia Chouraqui”, fue totalmente distinta a las traducciones anteriores, y atrajo de inmediato la atención de muchos lectores del mundo francófono por su vigor y su heterodoxia, pero también por el hecho de que un judío israelí hubiera decidido traducir no solo el texto de las Escrituras hebreas (o Antiguo Testamento), sino también el Nuevo Testamento griego.

Chouraqui explicó que lo hacía para destacar el contexto y el contenido judíos de las Escrituras cristianas, su profunda vinculación con el judaísmo, y la judeidad de Jesús y de la Iglesia primitiva. En los cuarenta años transcurridos desde su publicación inicial, la versión distintiva de Chouraqui ha tenido admiradores y detractores, y obtuvo por esta obra una cantidad de premios y doctorados honorarios. Después de esta traducción (que siguió revisando y mejorando casi hasta su fallecimiento, en 2007) realizó, en 1990, una traducción al francés del Corán: Chouraqui es, probablemente, la única persona de la historia que tradujo por sí mismo los libros sagrados de las tres religiones abrahámicas, ofreciendo un punto de vista singular de lo que ellas tienen en común.

André Chouraqui fue un activo e incansable defensor de la amistad y el diálogo entre judíos y cristianos, y viajó mucho dando conferencias sobre esta relación y estimulando a los grupos dedicados a construir puentes interreligiosos. A fines de la década de 1970, por ser, además, un israelí que hablaba árabe, trabajó con el fin de establecer las bases para los acuerdos de paz de Camp David entre Israel y su vecino del sur, Egipto, y aportó muchas propuestas para construir la paz y el entendimiento entre los israelíes y los palestinos. Se reunió con políticos y líderes religiosos de todas las corrientes, compartiendo con ellos un liderazgo y un compromiso interreligiosos duraderos, que también volcó en tres libros autobiográficos, y casi 30 libros más sobre diversos temas históricos, políticos y teológicos. Después de sufrir durante algunos años el deterioro de su salud, André Chouraqui falleció en Jerusalén el 9 de julio de 2007, y fue elogiado por un amplio espectro de amigos y colegas cristianos, judíos y musulmanes, incluyendo a Shimon Peres. El entonces primer ministro de Francia, Nicolas Sarkozy, destacó los innumerables logros intelectuales e interreligiosos de Chouraqui. Ocho años después de su muerte, el trabajo de Chouraqui sigue inspirando todavía a una nueva generación de estudiosos y activistas interreligiosos, que consideran su trabajo de pionero como un modelo, entendiendo que a través de un apasionado compromiso, el estudio y la calidez personal, se pueden dar pasos decisivos en ese trabajo al que él se dedicó tanto: un trabajo que de ninguna manera está terminado.


Sugerencias de lecturas:

Chouraqui, André. A Man in Three Worlds. Lanham, MD: University Press of America, 1984.


Biografía de Chouraqui en Wikipedia.

En inglés: https://en.wikipedia.org/wiki/Andr%C3%A9_Chouraqui

En castellano:  https://es.wikipedia.org/wiki/Andr%C3%A9_Chouraqui


Watson, Murray. “Translation for Transformation: André Chouraqui and His Unique Contribution to Interfaith Dialogue and Friendship”; online at: goo.gl/G29QR6

 

 

Editorial remarks

Traducción del inglés: Silvia Kot