La "Pasión" de Gibson:
una vuelta a las tradiciones alemanas antijudías del siglo XIX

Friedhelm Pieper, ex secretario general del Consejo Internacional de Cristianos y Judíos, destaca la inspiración de la película de Mel Gibson "La Pasión de Cristo" en las visiones de la monja alemana del siglo XIX Anne Catherine Emmerich, tal como fueron relatadas por el escritor y poeta alemán Clemens Brentano.

La “Pasión” de Gibson:

una vuelta a las tradiciones alemanas antijudías del siglo XIX

Friedhelm Pieper

Un relato conocido con ingredientes extraños

La primera escena de la película ya produce irritación. En el huerto de Getsemaní, junto a un Jesús orante y preocupado, aparece una figura oscura. Luego, una serpiente repta sobre el hombre que está rezando en el suelo. ¿La figura oscura se transformó en una serpiente? Un gusano se revuelve en su nariz. Ambiente demoníaco. Nada de esto procede de los evangelios.

El espectador recuerda que, además de los evangelios, hay otra fuente que inspiró a Gibson en la realización de esta película: las visiones de la monja agustina Anne Catherine Emmerich, que fueron registradas por el escritor y poeta alemán del romanticismo Clemens Brentano, y publicadas en 1833 con el título Das bittere leiden unseres Herrn Jesus Christus (“La dolorosa Pasión de Nuestro Señor Jesucristo”).

Las visiones de Anne Catherine Emmerich

En efecto, en las visiones, Satán se le aparece a Jesús en Getsemaní “en varias formas horribles”, entre ellas, la de una serpiente.

Este recurso sirve también eficientemente en diversas escenas. Otros detalles de la película que no figuran en el Nuevo Testamento, pueden encontrarse en Emmerich/Brentano.

Por ejemplo, los guardias del templo que maltratan brutalmente a Jesús después de su detención, y hasta lo arrojan de un puente. También el hecho de que después de la muerte de Jesús, no sólo se rasga la cortina del Templo, sino que además se desploman las columnas, y sus pesadas piedras caen sobre los sacerdotes y los miembros del Sanhedrin.

En la película, Jesús es tan maltratado antes de la crucifixión, que difícilmente habría podido sobrevivir a tal tortura. Por medio de esta detallada e insoportable representación de la violencia, Gibson quiere despertar sentimientos de compasión por el sufrimiento vicario de Jesús. Para Emmerich/Brentano, el hecho de que Jesús sobreviva a todo esto es una evidencia del auxilio divino que lo sostiene en su sufrimiento, durante todo su camino de cruz. También la flagelación a Jesús, y los otros tipos de maltrato que muestra el film, se describen en las visiones de Emmerich con detalles horribles. Gibson representa al tetrarca Herodes Antipas como un homosexual lujurioso, rodeado de muchachos semidesnudos y ebrios. Esto nada tiene que ver con el Herodes Antipas histórico, sino que pertenece al texto de Emmerich/Brentano, que lo pinta como un “rey afeminado y voluptuoso”.

Además, está Judas, presa de remordimientos y desesperación después de traicionar a Jesús. Gibson lo muestra perseguido por niños de rostros horriblemente desfigurados. ¿Por qué niños? Aquí también puede ayudarnos lo que escribe Brentano sobre el desesperado Judas, según la visión de Emmerich. “Lo vi rugiendo como un loco por el Valle de Hinon: Satán estaba a su lado en una figura horrible, susurrando en su oído, para llevarlo a la desesperación, todas las maldiciones que los profetas habían lanzado en ese valle, donde antes los judíos sacrificaban sus propios hijos a los ídolos”. Un siniestro argumento antijudío, del que nos ocuparemos más adelante.

La “Pasión” de Gibson: una composición propia

Después de ver la película de Gibson y leer las visiones de Anne Catherine Emmerich, se llega a la inequívoca conclusión de que esta “Pasión” es un relato de los sufrimientos de Jesús contado desde el punto de vista de Mel Gibson, en el que el director hace una combinación personal de elementos de los evangelios con elementos de Emmerich/Brentano.

En contradicción con la investigación histórica

El uso de las lenguas antiguas arameo y latín en el film pretende mostrar la preocupación de Gibson por aproximarse lo más posible a la realidad histórica de la crucifixión. Sin embargo, la manera en que presenta a las figuras históricas de Pilato, Herodes Antipas y los miembros del Sanhedrin contradice todos los resultados de la investigación histórica realizada hasta hoy. De ninguna manera constituye este film un intento real por acercarse más a los acontecimientos históricos.

Especialmente inaceptable es la manera en que Gibson representa a las autoridades del judaísmo. El Sanhedrin es un conjunto de figuras siniestras. Así aparecen en Emmerich/Brentano.

La crítica de los evangelios hacia Herodes Antipas y el Sumo Sacerdote de esa época es claramente intensificada por Gibson, siguiendo a Emmerich, y produce un efecto antijudío.

Este efecto es reforzado aún más por la forma en que Gibson dirige su film. Por ejemplo, mientras el procurador romano Poncio Pilato proclama simbólicamente su inocencia lavándose las manos, la película funde a una escena que muestra un lavado de manos del ritual judío. El espectador puede preguntarse qué quiso decir Gibson con este montaje. Es evidente que establece una relación, inadmisible, entre estas dos acciones simbólicas: un tirano romano que se autoabsuelve de la responsabilidad por una sentencia de muerte, y el lavado de manos de las observancias rituales judías.

Los evangelios reflejan tradiciones de un debate intrajudío sobre la responsabilidad en la muerte de Jesús, y en este sentido incluyen al Sumo Sacerdote de la época, los miembros del Sanhedrin y Herodes Antipas entre los responsables, pero prácticamente absuelven totalmente al tirano romano Pilato de esa responsabilidad. Sin embargo, hoy sabemos más sobre las luchas de poder en el judaísmo de ese tiempo y sobre el cruel régimen de Pilato, quien finalmente fue removido de su cargo por haber llevado a cabo una enorme cantidad de ejecuciones sin el debido proceso.

Gibson también pudo documentarse mejor. Sin embargo, muestra a Poncio Pilato como alguien que está completamente sometido al Consejo Judío y a la multitud que pide la crucifixión de Jesús. Pasando por encima de lo que dice el evangelio, la película presenta a un Pilato sensible que sostiene discusiones filosóficas sobre la verdad con su mujer. Pero en ninguna parte del film se desarrolla el carácter de los principales personajes judíos, ni se investiga sus motivos. El espectador espera en vano una conversación de ese tipo entre miembros del Consejo o el Sumo Sacerdote y sus mujeres, o sus amigos. Los representantes del judaísmo aparecen como venenosos enemigos de Jesús, llenos de odio hacia él.

Una vuelta al antisemitismo alemán

Esto es lo que vemos en Emmerich/Brentano. El libro “La dolorosa Pasión de Nuestro Señor Jesucristo” es una gruesa distorsión del judaísmo del tiempo de Jesús. Es profundamente doloroso ver aquí cómo un tratamiento intenso y piadoso de la Pasión de Jesucristo realizado sin ningún escrúpulo puede llevar a una terrible deformación del judaísmo. Los representantes de la comunidad judía son mostrados como estereotipos.

Las visiones de Emmerich describen a los judíos como representantes del infierno y de Satán. En el proceso a Jesús, se muestra a Caifás suspendido sobre el infierno, poseído por una “furia demoníaca”, de modo que toda la casa aparece finalmente como el infierno. Como la monja Anne Catherine Emmerich no registró sus visiones, sólo tenemos el texto escrito por Brentano. Así que no sabemos si los elementos antisemitas de las visiones provienen de Emmerich o de Brentano. Pero sí sabemos que el antisemitismo era un fuerte componente del desarrollo de la posición nacionalista germana de Clemens Brentano.

Brentano fue uno de los fundadores de la “Christlich-deutsche Tischgesellschaft” (Sociedad Cristiano-germana de la Mesa), que nació en 1811 y fue una de las células germinales del antisemitismo alemán del siglo XIX. Esta “sociedad” ayudó a preparar el camino para el antijudaísmo alemán moderno que llevó al Holocausto.

Tampoco tiene Brentano ningún escrúpulo cuando describe al judaísmo en los términos más oscuros y distorsionados, incluyendo los viejos estereotipos antisemitas que presentan a los judíos como asesinos de niños.

Esta posición de Brentano, que combina una sensible meditación piadosa sobre la Pasión de Cristo con una insensible distorsión de las tradiciones judías, es un problema básico del antijudaísmo cristiano.

Para realizar su película, Gibson se inspiró en las visiones de Emmerich/Brentano. La tremenda deformación del judaísmo que se encuentra en el libro de Brentano evidentemente no constituyó ningún problema para él.

El film es acompañado por una campaña publicitaria que promueve el lamentable libro de Brentano/Emmerich. Después del estreno de la pelìcula, en Alemania, las librerías no dan abasto para responder a la demanda del libro de las “visiones”.

¿Identificarse con la Pasión de Cristo a expensas del judaísmo?

Gisbon declaró que su película “La Pasión de Cristo” no es antisemita. Sin embargo, tiene un efecto antijudío, especialmente por tomar elementos de las visiones de Emmerich. Ni Gibson ni Icon Productions, ni el creciente número de fans del film están preparados para percibir el carácter antisemita del texto de Brentano/Emmerich, y condenarlo resueltamente.

Gibson invita a asumir una posición cristiana antigua, subsistente aún hoy, que reivindica la ingenuidad en la identificación con el sufrimiento de Jesús. Esta posición se interesa tan poco por las conclusiones de la investigación histórica, como por el proceso de enseñanza de las Iglesias en el diálogo judeo-cristiano.

Por supuesto, no es criticable la invitación a meditar e identificarse con el sufrimiento de Jesús. ¡De ninguna manera!

Pero es de temer que, con la película, y especialmente con la venta de los repugnantes textos de Brentano/Emmerich que la acompañan, se fomente una mentalidad que combina una comprensión del sufrimiento de Jesús centrada en lo sensible con una pavorosa insensibilidad hacia la intolerable distorsión que se hace del judaísmo en la representación de ese sufrimiento.

Las Iglesias cristianas y sus miembros enfrentan el urgente desafío de contrarrestar esta actitud. Después del Holocausto, es inaceptable que se quiera promover la vuelta a una comprensión de la Pasión de Jesucristo a expensas de la comunidad judía.

 

Editorial remarks

Friedhelm Pieper es pastor de la Iglesia de Cristo en Bad Nauheim, Alemania. Desde 1998 hasta marzo de 2004, fue secretario general del International Council of Christians and Jews (ICCJ).

Traducción: Silvia Kot.