El legado de Seelisberg y la Educación

Este año es el 70º aniversario de la Conferencia de Emergencia sobre Antisemitismo de Seelisberg. En 1947, se estableció allí gran parte del marco inicial para el diálogo interreligioso internacional entre cristianos y judíos.

La conferencia no fue la primera de su tipo: el Consejo Internacional de Cristianos y Judíos se había reunido en Oxford un año antes, pero fue en Seelisberg donde se formalizó y se puso en marcha la cooperación internacional. Se dice a menudo que los Diez Puntos de Seelisberg constituyen el legado de la Conferencia de 1947, y ese documento es, sin duda, muy importante. Pero hay mucho más para destacar en las reuniones de Seelisberg, y gran parte de ello es muy relevante en la actualidad, 70 años después.

El 30 de julio de 1947, se reunieron sesenta y cinco delegados de diecinueve países, un renombrado grupo en muchos sentidos, aunque muchos delegados se conocieron allí por primera vez. Muchos de los participantes judíos habían experimentado recientemente en forma personal los horrores del Holocausto en Europa. En la lista de participantes encontramos nombres como el de Jules Isaac, pero también los de hombres y mujeres menos conocidos que contribuyeron con su pericia en los ámbitos de la ley y la educación.

Como el ICCJ pone tanto énfasis en la importancia de Seelisberg, es interesante analizar en qué consistió realmente la organización de la Conferencia. Había una estructura constituida por organizaciones miembros nacionales de diversas partes del mundo, organizaciones que se habían formado y desarrollado a partir de un sentido de urgencia  en lo referente a la relación entre los cristianos y los judíos. Dos de los órganos nacionales mencionados en los informes de Seelisberg son la Conferencia Nacional de Cristianos y Judíos de los Estados Unidos de América y la Sociedad de Judíos y Cristianos de Sudáfrica. La organización norteamericana se había establecido en 1928, y la sudafricana, algunos años más tarde. Curiosamente, en la actualidad, el ICCJ no cuenta hoy con una organización miembro sudafricana, mientras que la estadounidense sigue teniendo influencia.

El uso del idioma alemán durante la Conferencia de Seelisberg suscitó controversias entre algunos participantes, pero probablemente no fue casual que el centro administrativo del ICCJ se ubicara inicialmente en la neutral Suiza. En la actualidad, las oficinas del ICCJ están en Heppenheim, Alemania, y la gran mayoría del financiamiento para el ICCJ proviene de fuentes alemanas. En 1947, existía una discusión sobre la instalación de judíos fuera de Europa, que también se desarrolló en las sesiones de Seelisberg. Se mencionó a los Estados Unidos y al Mandato de Palestina. Un año más tarde, el Estado de Israel se declaró independiente: era una nueva realidad para el mundo judío y algo con lo que habían soñado innumerables generaciones, aunque de ninguna manera significaba el final de la exposición de los judíos al antisemitismo.

Hoy vemos en muchos países algunas tendencias alarmantes. El Consejo Central Judío de Suecia informó sobre incidentes antisemitas, y la Asociación Judía de la ciudad del norte de Suecia Umeå suspendió todas sus actividades y cerró indefinidamente su centro comunitario, después de sufrir una cantidad de amenazas y daños a la propiedad. Algunas minorías, muchas de ellas cristianas, huyen de Medio Oriente, y comunidades gitanas huyen de escaladas de violencia en algunas partes de Europa Oriental. La Conferencia de Seelisberg destacó enfáticamente la importancia de la educación y del material educativo. Se llevaron a cabo largas discusiones sobre las maneras de crear una infraestructura internacional para intercambiar conocimientos. Se hizo mucho hincapié en la educación primaria y en los beneficios de plantear cuestiones relacionadas con el diálogo interreligioso a los niños y no esperar necesariamente hasta que las futuras generaciones lleguen a la edad de adultos jóvenes. El racismo y el antisemitismo ya deberían ser temas de debates en las escuelas, señalaron los participantes de las sesiones de Seelisberg sobre educación: cuando esos niños lleguen a la educación superior puede ser demasiado tarde y además, no todos los jóvenes tienen la oportunidad, los recursos y la motivación para cursar estudios superiores.

Como los Diez Puntos de Seelisberg se centran en la relación entre cristianos/Iglesias y judíos/judaísmo, tendemos a asociar el legado de Seelisberg con el diálogo entre judíos y cristianos. Sin embargo, es indudable que los participantes de la Conferencia de Seelisberg vieron las cosas con una perspectiva más amplia. Consideraron que comprometerse con la educación y transferir conocimientos a las escuelas era crucial para prevenir futuros horrores como los que se produjeron en Europa durante el régimen nazi. Las minorías son vulnerables, se dijo en Seelisberg, y sin ninguna duda, lo mismo puede decirse hoy, 70 años más tarde.

Al analizar el legado de Seelisberg, y al conmemorar el aniversario en 2017, deberíamos considerar esa Conferencia no solo como un acontecimiento fundamental, un hito para las relaciones judío-cristianas, sino también como un acontecimiento que puede enseñarnos algo para prevenir la ignorancia y la violencia con una perspectiva más amplia. El diálogo judío-cristiano está en el corazón del ICCJ y seguirá así, pero ¿no podemos contribuir más, como organización, en lo referente al material educativo? Setenta años de experiencia en facilitar el diálogo y los encuentros humanos deberían ser algo muy atractivo para otras organizaciones y comunidades.

¿Cómo podemos transferir este conocimiento? Algunas organizaciones miembros del ICCJ realizan actividades en escuelas locales. Por ejemplo, el Consejo Coordinador de  Cooperación Cristiano-Judía de Alemania, el Comité Coordinador para la Cooperación Cristiano-Judía de Austria y el Foro Abrahámico de Tres Religiones en el Reino Unido. Pero ¿cuántos estudiantes de escuelas medias y superiores de Suecia conocen Samarbetsrådet, el Consejo Sueco de Judíos y Cristianos? Nos enorgullece posibilitar que los alumnos de escuela primaria conozcan a sobrevivientes del Holocausto, pero estos no vivirán para siempre. ¿Cómo podemos garantizar que 70 años de diálogo judío-cristiano se lleven a la práctica? ¿Podemos revivir el legado de Seelisberg en la educación y transferir este conocimiento a futuras generaciones que crecen en una realidad en la que se persigue a las minorías, menos de un siglo después del Holocausto? La mejor manera de conmemorar el 70º aniversario de la Conferencia de Seelisberg podría ser ofrecer nuestro conocimiento a las escuelas de nuestros países, reunir todo lo que hemos aprendido en un material educativo y ponerlo a disposición en formato digital, en inglés y en todos los idiomas de nuestros países miembros.

Editorial remarks

Traducción del inglés: Silvia Kot.