Dabru Emet: sic et non

El rabino Michael Signer, profesor de la Universidad de Notre Dame, y uno de los redactores de Dabru Emet: una declaración judía sobre los cristianos y el cristianismo, repasa los orígenes del documento y responde a las críticas.

Dabru Emet: sic et non

Michael A. Signer

El título de este ensayo es un homenaje al trabajo intelectual de Pedro Abelardo. Abelardo se lanzó a una aventura intelectual y espiritual en un período crucial del desarrollo de la teología cristiana. Observó la rica herencia del pasado cristiano que contenía opiniones contrastadas. Esto lo llevó a escribir su libro “Sic et non”, que significa “Sí y no”. En la introducción de ese tratado, explica su objetivo:

Es mi propósito, según mi intención original, reunir diversos dichos de los santos Padres que me parecían rodeados de cierto grado de incertidumbre, por su aparente incompatibilidad. Esto puede alentar a lectores sin experiencia a emprender el importantísimo ejercicio de investigar la verdad, y como resultado de esa investigación, aguzar sus facultades críticas. Porque el cuestionamiento coherente y frecuente suele definirse como la llave maestra de la sabiduría... Porque la duda nos lleva a la investigación, y a través de la investigación percibimos la verdad.

Los autores de Dabru Emet han querido presentar a sus colegas, y al universo más extenso de judíos y cristianos interesados en el tema, una síntesis de su experiencia y sus ideas colectivas. Todo intento de formular una respuesta judía positiva a los cambios que, a nuestro juicio, tuvieron lugar en la teología católica en las últimas décadas, indudablemente debe tomar en cuenta la paradoja presente en la base de esta empresa: estas dos tradiciones se han autodefinido una en contra de la otra durante dos milenios. ¿Cómo es posible evitar el irenismo que haría caer a ambas tradiciones en una nueva amalgama, por un lado, o bien, por otro lado, limitarse a un compromiso con los cristianos fundado en la repetida exigencia de que ellos depuren su teología antijudía, sin hacer absolutamente ningún planteo dentro del judaísmo?

Creo que el título de Abelardo nos proporciona el método más adecuado para abordar el tema. En Dabru Emet sostenemos una posición de “sic et non” (“sí y no”) con respecto a nuestras dos comunidades. Queremos destacar el pensamiento teológico significativo que ALGUNAS comunidades cristianas han logrado. Al mismo tiempo, rechazamos la idea de que los judíos puedan disfrutar la riqueza de su propia tradición sin investigación teológica. Al presentar a los judíos el cristianismo en términos judíos (el título del libro que editamos para acompañar la declaración), quisimos promover un compromiso más profundo con el judaísmo desde una perspectiva nueva e interesante.

En esta presentación, rindo homenaje a la memoria de Abelardo, adoptando la forma escolástica de la Quaestio Disputata para analizar la declaración Dabru Emet.

Sic (Sí)

  • Dabru Emet está escrita en la forma retórica de la paranesis. Esto significa que el lenguaje de Dabru Emet ofrece a sus lectores tanto el “sí” como el “no”, en referencia a la relación cristiano-judía. Una oración paranética incluye el elogio y el reproche y la esperanza. Los autores creen que Dabru Emet ofrece algo más que una condena a la práctica cristiana, y sin duda un horizonte para el autoanálisis judío más amplio que un simple elogio a la resistencia judía contra cada oportunidad en que los cristianos abrieron su tradición hacia una apreciación positiva del judaísmo. Casi todas los puntos de Dabru Emet están expresados con algún elemento de afirmación y algún elemento de negación. Su último punto, “Judíos y cristianos deben trabajar juntos por la justicia y la paz” no es una trivialidad, sino una propuesta de esperanza y un paso adelante con respecto a los dos milenios de violencia y recriminaciones mutuas.
     
  • Dabru Emet presenta asertos analógicos, más que proposiciones analíticas. Esta frase no pretende alejar al lector no especializado, sino mostrarle dos maneras distintas de formular un argumento. Un argumento analógico ofrece la posibilidad de presentar “semejanzas en la diferencia”. La proposición analítica, en cambio, argumenta a partir de una premisa particular, y se desarrolla a través de una serie de análisis lógicos. Es por eso que algunos lectores no entienden la afirmación “Los judíos y los cristianos se remiten a la autoridad del mismo libro: la Biblia (que los judíos llaman “Tanakh” y los cristianos, “Antiguo Testamento”)”. El uso de la palabra “mismo” se propone incitar al lector a seguir investigando y aprender realmente cuál es la diferencia entre los libros sagrados de cada comunidad. Por cierto, se podría puntuar cada una de las afirmaciones de Dabru Emet (a diferencia de los párrafos explicativos) con un signo de interrogación. El objetivo de Dabru Emet es instar a los lectores a buscar las diferencias entre ambas comunidades, y luego discernir las semejanzas.
     
  • Dabru Emet es una declaración inicial. Los autores de Dabru Emet nunca pretendieron hacer un pesaq din (una decisión legal), una teshuvah (respuesta rabínica autoritativa a una pregunta en la práctica judía), o una fatwa. Confiamos en que habrá otras declaraciones elaboradas por otros grupos judíos sobre los cristianos y el cristianismo. Algunos rabinos de Francia han estado redactando una declaración. Algunos judíos de Polonia escribieron comentarios sobre Dabru Emet y promovieron discusiones. Bajo el patrocinio conjunto del Centro para el Estudio del Cristianismo de la Universidad Hebrea, el Hebrew Union College y el ICCI, se realizó un congreso sobre Dabru Emet con el fin explícito de articular una declaración que fuera apropiada para la situación de Israel.

Non (crítica negativa: el “sed contra” escolástico)

  • Dabru Emet forma parte de una iniciativa interreligiosa que encierra la más perniciosa amenaza para la comunidad judía: el matrimonio entre cristianos y judíos. Quienes sostienen esta posición afirman que el diálogo interreligioso promueve los matrimonios mixtos. Ésta es sin duda la idea central del artículo más fundamentado en contra de Dabru Emet, cuyo autor es Jon Levenson.
     
  • Dabru Emet es un documento de conveniencia política que minimiza la diferencia entre el cristianismo y el judaísmo. Oculta u oscurece las muy serias diferencias sobre las que se fundan ambas comunidades.
     
  • Dabru Emet privilegia el diálogo judeo-cristiano por encima del diálogo interreligioso con otras tradiciones, como el budismo o el hinduismo. Quienes sostienen esta posición argumentan que todos los diálogos interreligiosos son equivalentes para los judíos. Son exteriores a la tradición judía, y por lo tanto, ninguna tradición debería tener prioridad. Dicho en forma positiva, los judíos deberían estar abiertos a todas las discusiones, y no llevar adelante el diálogo cristiano-judío por encima de otros.
     
  • El primer punto de Dabru Emet sobre Dios no es suficientemente claro. No explica cómo deberían considerar los judíos las cuestiones de Jesús, la Trinidad, o la Encarnación. El profesor David Berger desarrolló este tema en la declaración que escribió en nombre de la Ortodox Union, y en su ponencia.
     
  • Dabru Emet formula el problema del Holocausto como parte del diálogo judeo-cristiano en una forma poco feliz y hasta errónea. La afirmación de que “El nazismo no fue un fenómeno cristiano” abre la posibilidad de que los cristianos no tengan ninguna responsabilidad por la Shoah. Usando una expresión menos elegante, muchos judíos sostienen que la formulación de Dabru Emet “saca de apuro a los cristianos”.

Siguiendo la tradición de la Questio Disputata, dejo mis respuestas para el final.

Responsio

Todas las críticas a Dabru Emet se basan en la premisa de que en el pensamiento teológico cristiano o en la Iglesias no ha sucedido NADA que justifique el encuadre analógico del documento. Detrás de las objeciones a Dabru Emet existe un argumento no expresado de que, en su verdadero núcleo, ni el judaísmo ni el cristianismo están sujetos a la temporalidad. Sus formulaciones de verdades teológicas no son afectadas por el tiempo ni por el lugar. Cada tradición habla en su propio lenguaje singular, y cada uno de estos lenguajes desafía toda posibilidad de traducción. Todo acto de traducción traicionaría la pureza de la tradición. La única proposición aceptable para la relación entre ambas comunidades sería “Jacob odia a Esaú”. Esta frase expresaría la realidad de los cristianos y los judíos para todas las épocas.

Los autores de la declaración Dabru Emet y quienes la firmaron, sostienen que la historia tiene importancia; que hubo un cambio histórico en algunas comunidades cristianas (no en todas), y que esos cambios abren nuevas posibilidades para el diálogo. Esos cambios fueron articulados por líderes eclesiásticos como el papa Juan Pablo II, que enseñó tanto a través de la palabra como del ejemplo, la relación filial entre judíos y cristianos. Se publicaron declaraciones de diversas Iglesias que expresan una metanoia (un cambio radical de la mente y el corazón) que las llevó a hacer Teshuvah (a arrepentirse) por sus actos del pasado, y ahora actúan en forma diferente. Cualquiera que lea las declaraciones de la Iglesia Evangélica Luterana de América, o la Federación de Iglesias Reformadas de Europa, surgida en Leuenberg, tendrá sólidas evidencias de que se ha producido un cambio fundamental en el pensamiento teológico, que necesitará sin embargo el paso de algunas generaciones hasta lograr una formulación plena. Leer las declaraciones del grupo judeo-católico de discusión del Comité Central de Católicos Alemanes es comprobar que existe ahora una nueva y profunda posibilidad para el diálogo en el mismo país en que el cardenal Bertram dijo una vez que la comunidad judía es una comunidad “con la que no tenemos nada en común”. El hecho de que un académico de la Universidad Católica de Lublin, Polonia, haya viajado a los EE.UU. para estudiar Dabru Emet con la aprobación de su arzobispo, ¿no es una evidencia de que un nuevo espíritu puede surgir incluso en la tierra que muchos judíos consideran el cementerio judío más grande de Europa? Yo no negaré que los asesinatos tuvieron lugar en Polonia, ni minimizaré el permanente problema del antisemitismo en ese país. Pero algunos de nosotros vemos que en ese país está naciendo un nuevo espíritu de buena disposición hacia el judaísmo.

Terminaré mi “responsio” en el espíritu de Isaías, tal como lo entiende la primer sección del Talmud de Babilonia, tratado Avodah Zarah: “Que den su testimonio y sean justificados”. La última evidencia de que se está produciendo un cambio en la teología cristiana proviene del Grupo de Académicos Cristianos, una organización ecuménica voluntaria de cristianos. Recientemente emitieron una declaración, Una obligación sagrada, redactada como respuesta a Dabru Emet. Algunas de sus proposiciones se refieren directamente a los temas que han sido más agraviantes para los judíos. Las presentaré como testimonio adicional.

  • “La alianza de Dios con el pueblo judío es para siempre”. Esta afirmación toca el centro de los temas que suscita la teología cristiana de la sustitución. Durante generaciones, la comunidad cristiana sostuvo que la venida de Jesucristo ofrecía una nueva alianza al mundo, que cancelaba la alianza que Dios había establecido con los judíos. El problema para los cristianos no era tanto que “Jesús de Nazareth vivió y murió como un judío fiel”, sino las implicancias que tenía esa realidad después de la muerte de Cristo. ¿Qué pasaba con la alianza judía? ¿Qué pasaba con el pueblo judío? Afirmar la eterna realidad de la alianza judía tendrá implicancias para los teólogos cristianos en su reflexión sobre su escatología y su soteriología.
     
  • “Las antiguas rivalidades no deben definir las relaciones cristiano-judías de hoy”. Esta frase aparece en el documento como un alegato contra la oposición entre Jesús y los judíos en el Nuevo Testamento. Esto exhorta a los cristianos a pensar que sus Escrituras no reflejan solamente las realidades de la vida terrenal de Jesús, sino también los primeros años de la Iglesia. En 1965, la declaración conciliar Nostra Aetate señalaba que “algunos judíos” habían participado en la crucifixión de Jesús, pero que su acción no podía imputarse a los judíos de todas las épocas. Una obligación sagrada reformula esa proposición teológica en términos menos equívocos. Sin duda, es necesario que tanto los judíos como los cristianos entiendan las antiguas rivalidades, pero seguir encerrados en esas rivalidades como si fueran algo esencial a los valores medulares de cada tradición sería un error. La persecución y los ghettos forman parte de nuestro pasado. Los llevamos con nosotros en la realidad presente, pero muchos teólogos cristianos valientes y algunas Iglesias cristianas han iniciado el largo proceso de la Teshuvah. Dabru Emet habla para ese nuevo proceso, y el documento del Grupo de Académicos Cristianos confirma nuestras ideas.
     
  • “El judaísmo es una fe viva, enriquecida por muchos siglos de desarrollo”. Aunque esta frase puede parecer obvia para los judíos, para muchos cristianos es una idea nueva. Hasta hace poco tiempo, muchos cristianos pensaban que el judaísmo era una religión estática y legalista que no había cambiado desde los tiempos de Jesús. Algunos teólogos medievales afirmaron explícitamente que los “judíos no cambian a través del tiempo” (Judaei cumtemporibus non mutantur). Otros cristianos pensaban que el judaísmo era peligroso para los cristianos porque incitaban a la herejía. Una obligación sagrada insta a los cristianos a ingresar a un nuevo territorio y descubrir que el cristianismo puede ser enriquecido por el intercambio con el judaísmo.
     
  • “La Biblia une y separa al mismo tiempo a judíos y cristianos”. Debo reconocer que esta formulación será más útil para los cristianos que la declaración de Dabru Emet en el sentido de que ambas comunidades se remiten al mismo libro. Sin ofrecer una defensa de Dabru Emet, podemos observar que el Grupo de Académicos Cristianos quiso acentuar la relación dinámica entre los dos testamentos de la Biblia cristiana. Anteriores generaciones de cristianos tendían a definir la relación entre los dos libros en términos de promesa y cumplimiento. Si los cristianos poseían el cumplimiento de la Biblia hebrea, ¿por qué deberían mirar “hacia atrás”? El cardenal Joseph Ratzinger también sostuvo en sus últimos escritos la idea de que la Biblia separa y une al mismo tiempo a judíos y cristianos.
     
  • “Afirmamos la importancia de la tierra de Israel para la vida del pueblo judío”. En el actual clima de creciente retórica antisemita y la concomitante utilización de iconografía cristiana para representar la relación entre el Estado de Israel y el mundo islámico, esta afirmación es muy importante. Seguramente, siempre existirán desacuerdos sobre la orientación de algún gobierno israelí en particular. Pero una nueva relación teológica entre cristianos y judíos debe incluir la realidad del Estado de Israel. El Grupo de Académicos Cristianos no hace una declaración obsequiosa o apologética. Abre la puerta a la realidad de la importancia de la tierra de Israel para el pueblo judío.

Conclusio

De la “responsio” debería surgir claramente que las objeciones contra Dabru Emet no refutan la profunda realidad del cambio histórico operado en la teología cristiana. Tampoco consideraron los teólogos judíos en forma apropiada cómo el pasaje de la “enseñanza del desprecio” a la “enseñanza del respeto” podrá estructurar sus propios esfuerzos creativos para desarrollar nuestra propia tradición. Mis lecturas de textos sobre matrimonios mixtos indican que la mayoría de las investigaciones empíricas no indaga si las parejas casadas mixtas tienen un diálogo interreligioso sostenido de naturaleza teológica. De hecho, podríamos invertir el orden de la argumentación: los matrimonios mixtos tienen lugar cuando ninguna de las dos partes tiene un sentido profundo de su propia tradición o de la tradición del otro. Dabru Emet ciertamente podría ofrecer un buen temario para ser analizado antes de su matrimonio por las parejas de diferentes tradiciones religiosas.

Dabru Emet es esencialmente una respuesta y un reconocimiento al cambio histórico. Por eso, no es simplemente un enunciado fortuito de lo que es “políticamente correcto”. Dabru Emet reconoce la profunda diferencia que existe entre el cristianismo y el judaísmo. Proporciona un cimiento temporal para la continuación de ambos hasta la redención final. Este statu quo implica que ninguno de los dos debe decidir la agenda del otro, sino que ambos deben vivir en el respeto mutuo y una permanente vida de indagación sobre la realidad de Dios.

Editorial remarks

Conferencia pronunciada en el encuentro inaugural del Council of Centers on Jewish-Christian Relations (CCJR), en Baltimore, USA, el 28 de octubre de 2002. Reproducida con permiso del sitio del CCJR www.ccjr.us

Traducción del inglés: Silvia Kot