“La Tierra Prometida”

En el llamamiento de Amán, realizado en junio de 2007 como resultado de la conferencia internacional por la paz, organizada por el Consejo Mundial de Iglesias en Amán (Jordania), los cristianos palestinos les hicieron un pedido urgente a sus hermanos y hermanas en Cristo: “Basta ya. No más palabras sin obras. Es hora de actuar.” Con este llamamiento, se instaba a las Iglesias a no guardar silencio ante el sufrimiento.

“La Tierra Prometida”

Documento final

En el llamamiento de Amán, realizado en junio de 2007 como resultado de la conferencia internacional por la paz, organizada por el Consejo Mundial de Iglesias en Amán (Jordania), los cristianos palestinos les hicieron un pedido urgente a sus hermanos y hermanas en Cristo: “Basta ya. No más palabras sin obras. Es hora de actuar.” Con este llamamiento, se instaba a las Iglesias a no guardar silencio ante el sufrimiento.

Esta conferencia internacional ampliamente ecuménica, realizada en el marco del Foro Ecuménico sobre Palestina e Israel, se celebró en Berna (Suiza) y fue copatrocinada por el CMI, la Federación de Iglesias Protestantes Suizas y las Iglesias Reformadas de Berna-Jura-Solothurn. Fue organizada para ayudar a las distintas partes del cuerpo de Cristo a unirse en la tarea de abordar cuestiones bíblicas y teológicas del discurso cristiano sobre el conflicto entre Palestina e Israel. El tema de la conferencia, “La Tierra Prometida”, proporcionó una base para analizar la Escritura, y un fundamento material para abordar el conflicto contemporáneo entre israelíes y palestinos.

Los 85 participantes de la conferencia analizaron la necesidad de dedicar tiempo y energía a considerar la diversidad de perspectivas presentes en la familia cristiana. Al programarse el encuentro, se decidió invitar a una importante cantidad de participantes procedentes de Palestina, Israel y Medio Oriente. De este modo, se tuvo la oportunidad de oír el testimonio de cristianos palestinos que hablaron de sus experiencias y de sus ideas teológicas acerca de la Tierra y las promesas de Dios.

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Tras décadas de desposesión, discriminación, ocupación ilegal, violencia y derramamiento de sangre en Palestina-Israel, los cristianos están ante el desafío de proseguir el estudio y el análisis crítico, y de revisar las teologías de la Tierra con el fin de promover concepciones y respuestas cristianas al conflicto, que afirmen la vida. En este proceso se examinan los contextos en los que se crearon nuestras teologías, y sus consecuencias para millones de vidas humanas.

Esta conferencia le dio un lugar preferencial a la voz de los teólogos cristianos palestinos y de Medio Oriente. En varios puntos, los participantes comprobaron con dolor que al tener los cristianos del mundo entero diferentes vocaciones, situaciones, perspectivas, intereses y solidaridades, también tenían ideas distintas acerca de la Tierra. Nuestra esperanza compartida en el Señor resucitado nos permite confiar en que estas diferencias no excluyan la transformación mutua.

Durante la conferencia, eruditos cristianos con diferentes enfoques presentaron documentos para el debate sobre una variedad de temas, entre otros, el tema de la Tierra y las promesas de Dios, el paradigma de Abraham, la Iglesia e Israel, y el “pueblo de Dios”. Juntos hemos dado testimonio del potencial transformador del encuentro entre cristianos con ideas muy distintas.

Un tema central de la conferencia fue la forma de leer la Biblia. Estamos llamados a tomar en cuenta el contexto de nuestras interpretaciones y a reconocer que existen diferencias entre la historia de la Biblia y la historia sobre la Biblia, así como entre el Israel bíblico y el moderno Estado de Israel. El hecho de reconocer estas distinciones constituye un desafío para entender los fundamentos filosóficos de nuestras interpretaciones y sus connotaciones morales. El actual conflicto Palestina-Israel encuentra resonancias en metáforas bíblicas. Sin embargo, en la conferencia hubo un importante consenso en el sentido de que la Biblia no debe utilizarse para justificar la opresión ni para efectuar comentarios simplistas sobre acontecimientos contemporáneos sacralizando el enfrentamiento e ignorando sus dimensiones sociopolíticas, económicas e históricas. Estamos llamados no sólo a evitar las manipulaciones de la Escritura que ignoran el contexto y la complejidad, sino a ofrecer lecturas del texto que promuevan los valores del Reino de Dios: la justicia, la paz, la reconciliación y el perdón.

A lo largo de la conferencia fuimos tomando conciencia de la significativa contribución de las teologías europea y norteamericana a la sanación judeo-cristiana, y su capacidad para abrir nuevos horizontes para la teología cristiana. Esperamos que estas teologías se vean enriquecidas por el diálogo en curso con las realidades de la situación en Palestina–Israel, y el diálogo con los musulmanes de todo el mundo. Los cristianos del contexto de Palestina–Israel, que tienen su propia relación con los judíos, deben ser bienvenidos como compañeros en la reflexión teológica sobre estos asuntos, para discernir en conjunto, en un espíritu de mutuo enriquecimiento, la misión a la que estamos llamados.

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Como suele ocurrir con muchas conferencias ambiciosas, hemos querido lograr demasiado en un tiempo demasiado breve. Hubo más información que transformación.

Sigamos, pues, forjando relaciones de confianza que permitan la transformación que sólo puede producirse a través del diálogo permanente y la confrontación constructiva, en un espíritu de unidad cristiana.

Sigamos elaborando un discurso teológico sobre la Tierra, la vida en la Tierra y la convivencia en la Tierra, que sea sensible, promueva el respeto entre nosotros y hacia los demás, tanto en el contexto intracristiano como en el contexto interreligioso, en particular, en el diálogo con judíos y musulmanes, y evitando todo tipo de enseñanza del desprecio. Un importante punto de mira de este proceso será la reflexión teológica sobre el derecho internacional y los derechos humanos.

Con el nacimiento de una nueva generación, debemos afirmar la gestación de un nuevo discurso sobre estas cuestiones. Por lo tanto, nuestras Iglesias deben comprometerse con la formación ecuménica e interreligiosa.

Continuemos analizando con espíritu crítico y creativo los conceptos sobre la “Tierra Prometida”, y redescubramos en la Biblia y en nuestras tradiciones, metáforas generadoras de vida para promover la justicia, la paz, la reconciliación y el perdón, para lograr la plenitud de la Tierra y de todos sus habitantes.

Abramos este diálogo para incluir los enfoques de la lectura bíblica y la práctica teológica que surgen de otros contextos de conflicto, desposesión, opresión y exclusión, que nos permitan analizar con mayor rigor el conflicto, cuestionar ideologías como el antisemitismo y el sionismo cristiano, y contribuir al advenimiento de la paz y la construcción de la paz en Palestina-Israel.

Berna, Suiza, 13 de septiembre de 2008