Consejo Internacional de Cristianos y Judíos (ICCJ)
Declaración sobre la crisis de Medio Oriente
Heppenheim – El Consejo Internacional de Cristianos y Judíos (ICCJ), que reúne a 36 organizaciones de todo el mundo comprometidas en el diálogo entre cristianos y judíos, y que ha comenzado a incorporar cada vez más a musulmanes, está profundamente afligido por el continuo sufrimiento de los pueblos de Palestina e Israel.
El ICCJ reitera su llamado a las autoridades políticas y religiosas responsables de la región y de otras partes, a ejercer su influencia para poner fin a la violencia destructiva en el Medio Oriente y ayudar a crear condiciones para negociaciones tendientes a encontrar una solución justa que restaure la vida civil de los pueblos de Israel y Palestina. El ICCJ celebra las diversas declaraciones de líderes religiosos judíos, cristianos y musulmanes que señalaron con claridad la inseparable correlación que existe entre la paz y la justicia.
Preocupados por las ramificaciones de la falta de solución en el conflicto de Medio Oriente y el creciente resurgimiento del antisemitismo, especialmente en Europa, el ICCJ declara:
Apoyamos los continuos esfuerzos de nuestras organizaciones miembros de Medio Oriente, comprometidas en el diálogo entre miembros de los protagonistas del presente conflicto, para lograr la paz y la justicia.
Rechazamos el abuso de la religión como medio para legitimar el terror. Celebramos las declaraciones de importantes clérigos islámicos en el sentido de que los asesinatos suicidas contradicen las enseñanzas y los valores del Islam.
Exhortamos nuevamente al gobierno de Israel a detener toda actividad militar en los territorios ocupados, para evitar más derramamiento de sangre entre los palestinos.
Exhortamos a la autoridad palestina y a todos los palestinos responsables a combatir y destruir al terrorismo y su infraestructura.
Exhortamos a la autoridad palestina y al gobierno de Israel a encontrar una solución inmediata a la ocupación de la Basílica de la Natividad de Belén, y garantizar que las monjas y los monjes retenidos en ella no sufran daño alguno.
Las acciones legítimas tomadas contra el terror que amenaza a Israel no deben ignorar la necesidad de lograr una perspectiva política para el futuro del pueblo palestino. Con ese fin, es de suma importancia lograr la cooperación entre aquellos que ocupan posiciones de responsabilidad en Israel, en la autoridad palestina, en los países vecinos, en Europa y en los Estados Unidos.
Rechazamos categóricamente todo intento unilateral de atribuir la culpa y la responsabilidad por la presente tragedia exclusivamente a una de las partes del conflicto, y dar por supuesto que es de su exclusiva responsabilidad encontrar una solución a la presente crisis.
Exhortamos a los dirigentes israelíes y palestinos a cooperar con una comisión investigadora de la ONU en Jenin para esclarecer los hechos ocurridos en el campo de refugiados.
Oramos y confiamos en que los esfuerzos de los Estados Unidos por lograr un efectivo alto el fuego tenga éxito. Sabemos que ese éxito depende del apoyo de Israel y los palestinos. Exhortamos también a los Estados europeos a ejercer toda la influencia política posible para exigir que las partes en conflicto pongan fin a la ominosa espiral de violencia y encuentren nuevos caminos para lograr un futuro seguro tanto para los israelíes como para los palestinos.
Observamos con grave preocupación que a raíz del irresuelto conflicto del Medio Oriente se producen en Europa, pero también en otras partes, ataques contra judíos e instituciones judías. Convocamos a todas las personas de bien para contrarrestar esta terrible ola de antisemitismo, la peor en Europa desde 1945.
El ICCJ y sus organizaciones miembros reafirmamos nuestra solidaridad con las comunidades judías de todo el mundo.
Condenamos cualquier intento de utilizar la crítica a la política del actual gobierno de Israel como legitimación de actitudes y acciones antisemitas.
Hacemos un urgente llamamiento a los políticos responsables, a las Iglesias, a las congregaciones musulmanas, y a todos los grupos sociales, para que denuncien e impidan cualquier manifestación de este recientemente fomentado antisemitismo.
Exhortamos a todas las comunidades judías, cristianas y musulmanas a apoyar en todos los niveles y por todos los medios posibles los esfuerzos cada vez más necesarios para lograr el encuentro y el entendimiento mutuo entre las tres religiones.
Estamos convencidos de que nuestro común patrimonio abrahámico nos obliga a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para superar el prejuicio, la ignorancia, la enemistad y la violencia.
Debe ponerse fin al pernicioso abuso de la religión para legitimar el odio y la violencia. Las religiones no deben permitir que los extremistas destruyan sus múltiples posibilidades de una futura coexistencia civil y pacífica. Les corresponde a las religiones encabezar la marcha hacia la paz y la justicia.
25 de abril de 2002