Declaración de la LEKKJ sobre el Documento "Kairos Palestina"

Budapest, 10-13 de junio de 2010

Declaración de la LEKKJ sobre el Documento "Kairos Palestina"

La Comisión Luterana Europea Iglesia y Pueblo Judío (LEKKJ) ha estudiado y analizado el documento Kairos Palestina, “Un momento de verdad”, redactado por cristianos palestinos en 2009.

Es importante para nosotros escuchar a los cristianos palestinos, para saber cómo ven su situación y evaluar sus posibilidades para lograr una vida mejor en la Tierra Santa. Las personas que padecen represión e injusticia, tienen el derecho de ser oídas con sinceridad y compasión. El documento se presenta a sí mismo como una expresión de fe, esperanza y amor, desde el corazón del sufrimiento palestino. La Iglesia cristiana tiene una vocación para comprometerse con las necesidades de esos seres que sufren, trabajar por sus derechos y contribuir a la reconciliación. Esto debe hacerse con todas las personas, “pero especialmente con quienes son nuestros hermanos y hermanas en la fe cristiana”.

Nos alegra que la declaración hable del respeto y el amor mutuos como un camino hacia la paz y la reconciliación. Sólo a través del amor es posible ver el rostro de Dios en el rostro de los demás seres humanos, y buscar un futuro común en paz para toda la humanidad.

Sentimos compasión por los palestinos y su actual situación. Sin embargo, creemos necesario distanciarnos drásticamente de las ideas y las apelaciones unilaterales e injustas que aparecen en la declaración. La reconciliación requiere voluntad y capacidad de escuchar y entender la manera en que la otra parte experimenta la realidad.

La LEKKJ se esfuerza por avanzar en el diálogo judeo-cristiano y mejorarlo, y tiene una bien documentada historia de muchas décadas en la lucha contra el antijudaísmo y el antisemitismo. Por eso, nos entristece y nos perturba encontrar esquemas de pensamiento antijudíos, como la presentación de “la nueva enseñanza de Jesús” en contraste con “las palabras muertas” (...) “que se utilizan como un arma en nuestra historia presente para privarnos de nuestro derecho sobre nuestra tierra” (2.2.2) Este esquema de contraposiciones es una expresión de lenguaje antijudío.

También nos preocupa el análisis político del documento. No le hace justicia a la complejidad del conflicto. Se consideran las causas de la violencia y el terrorismo sólo como resultados de la ocupación. “[...] Si no hubiera ocupación, no habría resistencia, ni miedo ni inseguridad. Así es como entendemos la situación” (1.4.) Esta es una extremada simplificación histórica, que no se ajusta a los hechos históricos que reflejan las narrativas de todas las partes del conflicto ni a la complejidad de la situación.

Un problema fundamental de la declaración es la ambigüedad que presenta en muchas partes. Aunque supuestamente el texto podría interpretarse como una defensa de la no-violencia, algunas frases parecen justificar la violencia. Por un lado, el texto dice que “Dios nos ha creado, no para que haya entre nosotros pelea y conflicto, sino para que nos conozcamos y nos amemos los unos a los otros, y construyamos juntos esta tierra en el amor y el respeto mutuo” (2.1). Pero por otro lado, se describe la violencia como “una resistencia palestina legítima para ponerle fin [a la ocupación]” (1.5). Lamentamos no encontrar una declaración en la que los signatarios tomen distancia en forma inequívoca de los actos de terrorismo perpetrados por grupos e individuos palestinos.

Además, no se toman en cuenta las preocupaciones de los ciudadanos israelíes. No encontramos ninguna percepción ni compasión por el dolor y el miedo de los israelíes. La declaración no expresa ninguna comprensión del vínculo histórico del pueblo judío con la tierra de Israel, ninguna comprensión de los ritos y las prescripciones de la fe judía relacionadas con la tierra, ninguna comprensión de la identidad judía arraigada en las palabras de Dios referentes a la tierra. Reconocemos que los palestinos también tienen un vínculo histórico con la misma tierra, y la conocen como su hogar. Al mismo tiempo, lamentamos no encontrar en la declaración un reconocimiento del derecho del Estado de Israel judío a vivir en paz y seguridad.

Rechazamos todos los llamados a boicots. Demasiadas veces en la historia han sido un arma en el arsenal de los antisemitas.

Como luteranos europeos, abogamos por prestar atención a las preocupaciones y al dolor tanto de los palestinos como de los israelíes. Llamamos a lograr una percepción y una discusión diferenciada y equilibrada. Apoyamos todos los proyectos y las posiciones que propendan a una solución política con un espíritu de respeto mutuo y de reconciliación no violenta.

Editorial remarks

Traducción: Silvia Kot