Declaración de la Alianza de Bautistas sobre las relaciones judeo-cristianas. 25 de abril de 2003

Esta declaración es una revisión de una declaración original adoptada en 1995.

Declaración de la Alianza de Bautistas

sobre las relaciones judeo-cristianas

25 de abril de 2003

Como cristianos bautistas, somos herederos y, a nuestra vez, hemos sido transmisores de una teología que culpa a los judíos por la muerte de Jesús; una teología que sacó la polémica antijudía de las Escrituras cristianas de su contexto del primer siglo y usurpó para la Iglesia las promesas bíblicas y las prerrogativas otorgadas por Dios a los judíos; una teología que ignora diecinueve siglos de desarrollo judío, y considera a los judíos contemporáneos como versiones modernas de sus correligionarios del primer siglo; una teología que ve al pueblo judío y a la nación judía sólo como piezas de un ajedrez escatológico; una teología que prefirió la conversión antes que el diálogo, la invectiva antes que la comprensión, y el prejuicio antes que el conocimiento; una teología que no reconoce la vitalidad, la actividad y la eficacia de la fe judía.

La locura, el odio, las actitudes deshumanizantes que condujeron a los acontecimientos que se conocen colectivamente como Holocausto, no ocurrieron de un día para el otro, o en el lapso de pocos años, sino que fueron la culminación de siglos de esa clase de teología y enseñanza cristianas y acciones decretadas por la Iglesia contra los judíos simplemente porque eran judíos. Pese a la evidencia de inhumanidad de la humanidad impulsada por prejuicios religiosos, la mayoría de los cristianos hicieron poco y nada para corregir la teología que nutre ese odio o construir caminos de comprensión para contrarrestar siglos de prejuicios. Aunque se han realizado algunos progresos en la teología post-holocausto, que ofrecen nuevas maneras de leer el texto bíblico, especialmente los de Juan y Pablo, hemos hecho poco para utilizar esas interpretaciones en los ministerios de predicación y enseñanza de nuestras iglesias.

Como reconocimiento de un pasado y un presente que son cómplices en perpetuar estereotipos y mitos negativos concernientes a los judíos, nosotros, la Alianza de Bautistas, reunidos en asamblea el 25 de abril de 2003 en Vienna, VA, adoptamos como Acuerdo Institucional para las Relaciones Judeo-Cristianas, las siguientes confesiones y afirmaciones, adoptadas por primera vez como Resolución por los miembros de la Iglesia Bautista de Vienna, reunidos en Vienna, Virginia, el 4 de marzo de 1995:

Como miembros e iglesias individuales de la Alianza de Bautistas:

  • Confesamos nuestro pecado de complicidad;
  • Confesamos nuestro pecado de silencio;
  • Confesamos nuestro pecado de interpretar nuestra escrituras sagradas de tal manera que nos hemos creado enemigos en el pueblo judío;
  • Confesamos nuestro pecado de indiferencia e inacción hacia los horrores del Holocausto;
  • Confesamos nuestro pecado contra el pueblo judío; y
  • Ofrecemos esta confesión con humildad y con la esperanza de reconciliación entre cristianos y judíos, objetivo por el cual trabajaremos.

Como Alianza de Bautistas, en forma institucional, y como miembros e iglesias individuales:

  1. Afirmamos la enseñanza de las Escrituras cristianas de que Dios no ha rechazado a la comunidad de Israel, el pueblo de la alianza de Dios (Romanos 11,1-2), pues “los dones y la vocación de Dios son irrevocables” (Romanos 11,29);
  2. Renunciamos a interpretaciones de la Escritura que fomentan estereotipos y prejuicios religiosos contra el pueblo judío y su fe;
  3. Buscamos un diálogo genuino con la comunidad judía en su conjunto, un diálogo construido sobre el respeto mutuo y la integridad de la fe del otro;
  4. Alzamos nuestras voces en forma inmediata y audaz ante cualquier expresión de antisemitismo;
  5. Nos instruimos a nosotros mismos e instruimos a los demás en la historia de las relaciones judeo-cristianas desde el primer siglo hasta el presente, de manera de entender nuestro presente aprendiendo de nuestro pasado; y
  6. Nos comprometemos a estudiar rigurosamente formas apropiadas de testimonio cristiano para nuestro tiempo.

Adoptado el 25 de abril de 2003

Vienna, Virginia, USA

Editorial remarks

Esta declaración es una revisión de una declaración original adoptada en 1995.

Traducción del inglés: Silvia Kot