Carta de la Amistad Judeo-Cristiana de Francia a sus amigos judíos

En vísperas de Navidad y Janucá, el presidente de la Amistad Judeo-Cristiana de Francia denunció la ola de antisemitismo provocada por la guerra entre Israel y Hamás. Frente a esta situación, el año 2025, que marca el 60º aniversario de la declaración Nostra Aetate, debería ser una oportunidad para recordar los logros irreversibles de la amistad entre judíos y cristianos.

A nuestros amigos judíos:

Todos nosotros, cristianos y judíos que integramos la Amistad Judeo-Cristiana de Francia, estamos sumidos en el sufrimiento y la angustia. Los judíos están siendo objeto de una oleada de odio antisemita, disfrazada de antisionismo, que nada parece poder detener. Algunos cristianos, bajo la apariencia de sentimientos humanistas y de solidaridad con el pueblo palestino, muestran a este como la encarnación misma de la víctima, una víctima en particular de los judíos.

Soplan malos vientos en toda la prensa, incluida a veces, lamentablemente, la prensa cristiana. El punto de vista de Hamás y otras organizaciones terroristas se repite sin distancia ni crítica, y es retransmitido también por cierto partido político en Francia.

En este tiempo de Adviento, en vísperas de Navidad, algunos artículos presentan al Niño Jesús como «palestino», negando implícitamente su judaísmo. Si hubiera nacido en 2022, ¿no habría sido masacrado el 7 de octubre de 2023, o no sería hoy el compañero de infortunio del bebé Kfir Bibas, secuestrado cuando tenía nueve meses con su hermano Ariel, entonces de cuatro años, rehenes en Gaza?

En el propio Vaticano, en el espacio de unas pocas semanas, una tras otra, varias noticias han perturbado las relaciones judeo-cristianas. En noviembre de 2024, se publicó un libro del papa Francisco en preparación del Jubileo de 2025, La speranza non delude mai (“La esperanza no defrauda nunca”), después hubo un discurso del papa el 25 de noviembre, y el 9 de diciembre, se inauguró en el Vaticano un pesebre confeccionado en Belén, que muestra a Jesús acostado sobre un keffiyeh, el símbolo del nacionalismo palestino. En el libro, el papa se pregunta si Israel está cometiendo eventualmente un «genocidio» en Gaza; en el discurso, pronunciado en el aniversario de un tratado de paz entre Argentina y Chile, negociado en aquella época bajo la égida de Juan Pablo II, Francisco puso a Rusia e Israel al mismo nivel y denunció «la prepotencia del invasor» (lo dijo en español). En cuanto a colocar el keffiyeh en el lecho de Jesús, ahora sabemos que fue un acto de provocación que puso al papa frente un hecho consumado.

Compartimos la preocupación de la Conferencia de Rabinos Europeos que, tras la publicación del libro de Francisco, declaró en un extenso comunicado que estaba «profundamente perturbada» («We are deeply disturbed») y compartimos el rechazo del Comité Judío Internacional de Consultas Interreligiosas (IJCIC) a la acusación «categóricamente falsa» de que Israel está cometiendo un genocidio en Gaza.

También debemos seguir haciendo revivir juntos todo lo que han hecho y proclamado las Iglesias cristianas desde la Conferencia de Seelisberg en 1947, bajo el impulso de Jules Isaac, y luego por el Concilio Vaticano II y por los papas sucesivos, de Juan XXIII a Juan Pablo II y hasta Francisco. Cuando Francisco recibió a la AJCF el 11 de diciembre de 2022, le recomendó que continuara incansablemente su labor. Él mismo siempre ha reafirmado su rechazo absoluto al antisemitismo y, en su visita a Israel, presentó sus respetos, el 26 de mayo de 2014, ante la tumba de Theodor Herzl y frente al Monumento a las Víctimas del Terrorismo. En varias oportunidades ha recibido a las familias de los rehenes y periódicamente pide la liberación de todos los rehenes.

El año 2025, que está a punto de comenzar, será el año del sexagésimo aniversario de la Declaración Nostra Aetate. Debería ser la ocasión de recordar durante todo el año los logros irreversibles de la amistad entre judíos y cristianos, los grandes textos del Magisterio, entre ellos, en Francia, la declaración de la Conferencia Episcopal del 1 de febrero de 2021, Luchemos juntos contra el antisemitismo y el antijudaísmo, y los numerosos textos de las Iglesias protestantes.

Nos enfrentamos a una situación muy peligrosa marcada por la inversión del vocabulario popularizado por la prensa, en la que los descendientes de las víctimas de la Shoah son acusados de genocidio, en la que los terroristas se convierten, en el mejor de los casos, en víctimas o en resistentes, y en el peor, en héroes. Vivimos en una época de confusión lexical generalizada, en la que se invierten las palabras. Como resultado, se está desarrollando una agresividad tan desinhibida que los sociólogos hablan de un «antisemitismo de clima» que deriva en un «antisemitismo de hechos», como dice el Gran Rabino de Francia Haïm Korsia, y desgraciadamente, algunos cristianos no escapan a esto.

Permanezcamos inquebrantablemente unidos y decididos. En Tolón, el pesebre de la catedral presenta una Menorá y un Arca de la Alianza a la entrada del establo (donde aún no ha sido colocado Jesús). Magníficos símbolos, junto con el lecho aún vacío, de la espera en la que nos encontramos, juntos pero diferentes, judíos y cristianos. Dentro de unos días, el mismo 25 de diciembre, los cristianos celebrarán la Navidad y los judíos encenderán por la noche la primera luz de Janucá.

16 de diciembre de 2024

Editorial remarks

Jean-Dominique DURAND es el presidente de la Amistad Judeo-Cristiana de Francia.

Fuente: Amitié Judéo-Chrétienne de France, 16 de diciembre de 2024.

Traducción del francés: Silvia Kot