17ª Reunión New York, 1-3 de mayo de 2001: Comunicado Conjunto

Después del Concilio Vaticano II, en 1965, la Iglesia Católica y organizaciones internacionales representantes del pueblo judío, tanto de Israel como de la Diáspora, decidieron establecer juntos un mecanismo para dar continuidad al extraordinario momento histórico representado por la declaración conciliar Nostra Aetate ("En nuestra época").

Comité Internacional de Enlace Católico-Judío

17ª Reunión

New York, 1-3 de mayo de 2001

Comunicado Conjunto

Después del Concilio Vaticano II, en 1965, la Iglesia Católica y organizaciones internacionales representantes del pueblo judío, tanto de Israel como de la Diáspora, decidieron establecer juntos un mecanismo para dar continuidad al extraordinario momento histórico representado por la declaración conciliar Nostra Aetate ("En nuestra época"). Tras casi dos milenios de relaciones conflictivas, se había abierto una ventana para que el diálogo pudiera reemplazar a las disputas del pasado. El resultado fue la creación del Comité Internacional de Enlace Católico-Judío (cuya sigla en inglés es "ILC"), formado por la Comisión para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo de la Santa Sede y el Comité Judío Internacional para Consultas Interreligiosas ("IJCIC"). El IJCIC está integrado a su vez por el Comité Judío de los Estados Unidos, la Liga Anti-difamación, B’nai B’rith Internacional, la Conferencia Central de Rabinos Norteamericanos, el Consejo Judío de Israel para las Relaciones Interreligiosas, la Asamblea Rabínica, el Consejo Rabínico de los Estados Unidos, la Unión de Congregaciones Hebreas Norteamericanas, la Unión de Congregaciones Judías Ortodoxas de los Estados Unidos, la Sinagoga Unida de los Estados Unidos y el Congreso Judío Mundial. La 17ª reunión tuvo lugar entre los días 1 y 3 de mayo de 2001 en New York.

En los años transcurridos desde la 16ª reunión (que se realizó en la Ciudad del Vaticano en marzo de 1998), surgieron algunas tensiones entre la Comisión de la Santa Sede y el IJCIC. La parte católica se sintió frustrada por la ausencia de diálogo teológico. La parte judía respondió que deseaba profundizar el diálogo de tal manera que judíos y católicos pudiéramos aprender unos de otros y proyectar nuestras comunidades en forma adecuada sin correr el riesgo de provocar controversias teológicas.

Afirmamos que nuestra colaboración es segura, y que el trabajo esencial del ILC continúa y promete progresar, ahora y en los próximos años. Como representantes oficiales de nuestras comunidades religiosas organizadas, estamos decididos a comprometer a nuestros dirigentes religiosos y laicos en el diálogo y la cooperación. Juntos, trabajaremos para luchar contra el antisemitismo y el anticatolicismo cada vez que aparezcan.

En la primavera del año 2000, el IJCIC y la Santa Sede acordaron profundizar el diálogo. Ahora, finalizadas nuestras reuniones de New York, podemos asegurar que hemos logrado nuestro objetivo. Desarrollamos un diálogo intenso, que aguzó ampliamente nuestra comprensión de las diferencias y las similitudes de nuestras religiones.

El tema principal de nuestro encuentro, "Arrepentimiento y Reconciliación", fue inspirado por el deseo de pasar revista a los últimos once años, a partir de la notable declaración sobre la teshuva formulada por el Cardenal Edward I. Cassidy en 1990, en Praga. Fue esta una enérgica declaración sobre la necesidad del remordimiento y la contrición, y constituyó la base de un inédito llamado del ILC para que los católicos renunciaran al antisemitismo por constituir "un pecado contra Dios y contra la humanidad". Este tema concitó luego la atención de todo el mundo por medio del papa Juan Pablo II. Muchas cosas sucedieron desde aquella reunión de Praga: la normalización diplomática entre la Santa Sede y el Estado de Israel en 1994, la publicación de Nosotros recordamos en 1998, y en el año 2000, la visita del papa Juan Pablo II a Israel y la revisión por parte de un grupo de investigadores católicos y judíos del material de archivo publicado por el Vaticano sobre los sucesos de la segunda guerra mundial. Pero también existieron momentos de tensión, que incluyeron la canonización de Edith Stein, la beatificación de Pío IX y la posible beatificación de Pío XII, y la publicación de Dominus Iesus. Estos temas suscitaron intensas discusiones.

Dimos comienzo a nuestra conferencia con una lectura en hebreo del Libro de los Salmos (Sal 85) por parte de Mons. Pier Francesco Fumagalli, de Milán, con traducción al inglés del Prof. Jean Halperin, del Congreso Judío Mundial, de Ginebra. El director de programa del IJCIC, Rabino Gary M. Bretton-Granatoor, hizo una breve descripción del tema de nuestra reunión, y presentó al cardenal Walter Kasper, el recientemente nombrado Presidente de la Comisión de la Santa Sede, y a Seymour D. Reich, presidente del IJCIC.

El cardenal Kasper dio la bienvenida a todos y dijo en su declaración: "Me comprometo a trabajar con ustedes por la reconciliación de nuestras dos comunidades de fe, sobre la base de un absoluto respeto mutuo hacia nuestras respectivas tradiciones y convicciones. Lamentablemente, este respeto mutuo ha faltado muchas veces en el pasado. La teshuva es, pues, un paso indispensable en nuestro camino. A nosotros, los católicos, el papa Juan Pablo II nos ha dado el ejemplo". Prosiguió: "En este punto de la historia de nuestras relaciones, nuestra Comisión está efectivamente convencida de la necesidad de un diálogo que vaya más allá de la discusión de los problemas, y se interne en el núcleo mismo de lo que constituye nuestras identidades como comunidades de fe, a fin de permitirnos seguir recorriendo –sobre esa base– el camino de la acción común en la sociedad de hoy." Y concluyó: "Creo que el descubrimiento, o redescubrimiento, de este vínculo de alianza entre nuestras dos tradiciones religiosas, constituye básicamente la agenda para nuestro diálogo. Como dijo en una oportunidad uno de mis predecesores, el cardenal Johannes Willebrands: "estamos unidos para siempre."

El Sr. Reich aseguró que "el aspecto decididamente extraordinario de la colaboración entre católicos y judíos es que, pese a las diferencias y las discrepancias, nuestra relación fundamental ha experimentado un cambio notable, que convirtió el odio y el recelo de siglos en un diálogo positivo entre dos religiones vinculadas por lazos históricos". Señaló el impacto negativo que tuvo la beatificación del papa Pío IX en las relaciones católico-judías, especialmente en Italia, por el caso Edgardo Mortara, en el que un niño judío fue arrancado por la fuerza de sus padres para ser educado como católico dentro del Vaticano. EL ILC afirma que ese episodio ejemplifica el problema histórico que Nostra Aetate y posteriores documentos de la Santa Sede han resuelto "en nuestra época".

El rabino Joel Zaiman, presidente del Consejo Nacional de Sinagogas, presentó al cardenal Cassidy y al rabino León Klenicki, ex director de Asuntos Interreligiosos de la Liga Anti-difamación. El cardenal Cassidy dijo, reflexionando sobre los últimos once años: "El diálogo es un intercambio de dones". Señaló que todavía queda mucho por hacer en nuestro diálogo; debemos "seguir adelante... no habrá vuelta atrás". Pero dio a entender que, sin vigilancia, podría producirse una disminución de interés en nuestro diálogo. El cardenal Cassidy se refirió a la reunión de 1990 en Praga como "un hito que confirió una nueva vida a la relación y dio origen a un importante trabajo en los campos de la educación y la formación. Muchos de los antiguos problemas –dijo– pudieron solucionarse desde entonces, y las relaciones católico-judías cobraron un nuevo impulso cuando la Santa Sede e Israel iniciaron relaciones diplomáticas formales. A pesar de algunos nuevos problemas que causaron cierta tensión, se siguió progresando, y la Comisión publicó en 1998 un documento católico sobre el Holocausto, Nosotrosrecordamos: una reflexión sobre la Shoah. Esta etapa alcanzó un resonante clímax con la visita del papa Juan Pablo II a Israel en marzo de 2000".

Al presentar el tema principal, "Arrepentimiento y Reconciliación", el rabino Klenicki sostuvo que cada una de nuestras comunidades debe superar su propia forma de triunfalismo. "El cristianismo debe superar el triunfalismo teológico, la convicción de que es el único medio de salvación y que debe ser impuesto a todos. Por su parte, el judaísmo debe superar el triunfalismo del dolor y los recuerdos. Estamos obligados a responder a la historia con nuevas afirmaciones de la alianza de Dios y con nuevas dimensiones de fe en la humanidad, a pesar del potencial de la maldad humana". Mencionó la declaración judía Dabru Emet (Decid la verdad), firmada el año pasado por unos 200 rabinos y estudiosos norteamericanos, como un ejemplo de esa respuesta judía a los pasos dados por el cristianismo hacia la reconciliación.

Luego, nos dedicamos a los documentos referidos al tema principal. El cardenal Kasper presidió la sesión vespertina, que incluyó presentaciones del P. Lawrence Frizzell, profesor del Instituto de Estudios Judeo-Cristianos de la Seton Hall University, y del rabino Dr. Michael Signer, profesor del Departamento de Teología de la University of Notre Dame. El P. Frizzell nos recordó que "el papa Juan Pablo II instó a los católicos a ‘progresar mediante la cotidiana conversión del corazón, o teshuva, en el arrepentimiento, el ayuno y las obras de misericordia’ (Alocución a los dirigentes judíos en Budapest, 18 de agosto de 1991)". La experiencia del arrepentimiento cristiano y el retorno al designio de Dios para la humanidad, tiene su raíz en la liturgia del Templo de Jerusalén, especialmente la del Día de la Expiación. "Por la fe, los cristianos son llamados a volverse instrumentos o embajadores de la reconciliación entre los seres humanos, y entre los hombres y Dios. ¿De qué manera pueden los judíos y los cristianos convertirse en una bendición los unos para los otros, y así convertirse en una bendición para el mundo?

El Prof. Signer ofreció su perspectiva de Darke Shalom (los caminos de la paz). Se puede aprender mucho sobre una sociedad a través de sus ritos de saludo. Cuando saludamos a alguien, lo acogemos en nuestra presencia y nos aventuramos a suponer que seremos recibidos. El saludo judío "Shalom" indica que traemos al otro a nuestra presencia, deseándole una sensación de bienestar y plenitud. En la tradición rabínica, la idea de paz es parte de la naturaleza de Dios. Es un don único de la misericordia y la gracia divinas. Igualmente cierto es el hecho de que los judíos tienen el mandato de dedicar su existencia cotidiana a la búsqueda de la paz, creando una vigorosa red de paz y armonía.

Uno de los temas difíciles tratados en esta 17ª reunión del ILC fue la publicación de Dominus Iesus. "Dominus Iesus –dijo el cardenal Kasper– es un documento católico

interno sobre el diálogo interreligioso, dirigido a los teólogos católicos, que trata los problemas del relativismo, el sincretismo, el universalismo y el indiferentismo. No tiene relación con el diálogo judeo-católico. Debemos hacer notar, en primer lugar, que la relación entre la Iglesia y el pueblo judío tiene un carácter único. En segundo lugar, Dominus Iesus no pone en duda la salvación de los judíos. En tercer lugar, la alianza judía no ha sido revocada y sigue siendo salvíficamente efectiva para los judíos.

En cuarto lugar, Dominus Iesus debe entenderse apropiadamente dentro del contexto de Nostra Aetate, las encíclicas papales y otros documentos oficiales de la Iglesia referidos al judaísmo. En quinto lugar, no existe ninguna actividad misionera por parte de la Iglesia orientada a la conversión de los judíos. Dominus Iesus no es el final de nuestro diálogo. Es un desafío para nuestro diálogo".

El profesor David Berger abordó el tema de Dominus Iesus, señalando la preocupación de algunos miembros de la comunidad judía, para quienes el documento afirma que los adeptos a otras religiones se encuentran en una situación gravemente deficiente con respecto a la salvación, que el diálogo interreligioso forma parte de la "misión" de la Iglesia hacia las naciones, y que la igualdad en el diálogo se refiere a la dignidad de los participantes y no al contenido doctrinario. Sostuvo que el argumento de que los judíos están excluidos de esas controvertidas afirmaciones parece estar en contradicción con el lenguaje de esa declaración y otros escritos del cardenal Joseph Ratzinger, presidente de la Congregación de la Fe, que publicó este documento. No obstante, Berger añadió que no existen bases legítimas para objeciones judías a los pasajes de Dominus Iesus que se refieren a la salvación y la igualdad. Realizar tales objeciones sería provocar demandas recíprocas para revisar la teología judía y transformar el diálogo en un instrumento de intimidación religiosa. Dejó entender, sin embargo, que el pasaje sobre la misión crea un problema importante para el diálogo, especialmente en temas teológicos, y justifica los temores de los judíos ortodoxos, que durante mucho tiempo eludieron esta clase de discusiones.

Luego comenzó el debate. El P. John Pawlikowski, OSM, afirmó que el documento no habla del judaísmo post-bíblico. El cardenal Kasper hizo notar que el documento no refleja acabadamente la doctrina de la Iglesia Católica y otras relevantes declaraciones papales concernientes a las relaciones con la fe judía. El cardenal Cassidy señaló que Dominus Iesus no era la última palabra en la materia.

La noche del 1º de mayo constituyó una profunda experiencia de fraternidad, cuando el ILC homenajeó a los cardenales Cassidy y el difunto John J. O’Connor; los rabinos Mordecai Waxman, León Klenicki y A. James Rudin; la hermana Rose Thering, OP, y Mons. George G. Higgins, por su ejemplo, testimonio y amor por el diálogo católico- judío. El ILC agradece profundamente al rabino Gary Bretton-Granatoor y a la Stephen Wise Free Synagogue, anfitriones de este encuentro.

Al día siguiente (miércoles 2 de mayo de 2001), el P. James Loughran, SA, nombrado recientemente secretario de la Comisión Pontificia para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo, se refirió a la tradición católica sobre el arrepentimiento, como se lo practica en el nivel pastoral a través del sacramento de la penitencia y en la vida litúrgica de la Iglesia. Su tema principal fue la metanoia, el "cambio" del corazón que se aleja del pecado y se vuelve a Dios. La motivación de esta conversión del corazón es el amor, no el temor a la condenación. La discusión que siguió dejó en claro la diferencia que establece la teología católica entre la Iglesia instituida por Cristo, que está libre de pecado, y los miembros de la Iglesia, que son pecadores.

El profesor David Novak, de la Universidad de Toronto, presentó un trabajo sobre "La evolución de las actitudes judías hacia los no-judíos". Dijo que la Torah ordena a los judíos el respeto hacia las personas pertenecientes a otra religión, que reconocen a Dios como Creador y no adoran ídolos. Esas personas deben ser respetadas por "Darke Shalom" (los caminos de la paz), mientras no amenacen a los judíos ni al judaísmo.

El P. Gerald G. Fogarty, de la Universidad de Virginia, y el Dr. Michael R. Marrus, de la Universidad de Toronto, dos miembros del equipo de eruditos designados por la Santa Sede y el IJCIC (previamente autorizados en la reunión de 1998 del ILC realizada en Roma) para analizar los documentos publicados por el Vaticano sobre el período de la segunda guerra mundial, se refirieron a su informe preliminar. Sobre la base de su lectura de los once volúmenes de Actes et Documents du Saint-Siège relatifs à la Seconde Guerre Mondiale, los eruditos presentaron una evaluación preliminar de la colección y expresaron su reconocimiento por el esfuerzo de objetividad de los editores. Informaron que el equipo consideraba que esos volúmenes representaban una valiosa contribución al registro histórico. Junto con su evaluación, los eruditos formularon cuarenta y siete preguntas específicas que demostraban la necesidad de seguir analizando este tema complejo y difícil. Aunque con algunas diferencias internas, como suele suceder entre eruditos, estuvieron de acuerdo en que la cuestión del papel del papado durante la guerra permanece irresuelta. La apertura de los archivos vaticanos no dará por terminada definitivamente esta cuestión, pero abrir los archivos ayudará a disipar el clima de sospecha y contribuirá a lograr un nivel más maduro de entendimiento. El ILC toma nota de la importancia de este problema para nuestras dos comunidades, y propugna que el discurso sobre este tema se caracterice por el respeto mutuo y el reconocimiento de puntos de vista legítimamente fundados.

Prosiguió la discusión. El P. Pawlikowski dijo que como la cuestión no se ha resuelto aún, la referencia al "silencio" de Pío XII es una caracterización injusta, y debería ser excluida del debate. El Dr. Marrus señaló que necesitamos una respuesta positiva al informe preliminar, y "la pelota está en el campo del Vaticano". Añadió que necesitamos seguir adelante en el tema de los archivos, y que "el acceso a los archivos sería saludable".

Luego nuestra atención se centró en la primera redacción de un documento conjunto sobre la Protección de la libertad religiosa y los santos lugares. Tras mucho debate y discusión durante dos días, nuestro ILC adoptó la resolución que se adjunta. El ILC emitió igualmente una Recomendación sobre la educación en facultades de teología y seminarios católicos y judíos, que también se adjunta.

El tercer día de la reunión se inició con un breve homenaje al cardenal John J. O’Connor, en el primer aniversario de su fallecimiento. El rabino Bretton-Granatoor leyó las palabras de la poetisa hebrea Hannah Senesh, titulado Yesh Kochavim ("Hay estrellas"). Luego comenzamos la tercera sesión de exposiciones.

El Dr. Eugene Fisher, de la Conferencia de Obispos Católicos de los EE.UU., pasó revista a la amplia serie de declaraciones episcopales, programas educativos, mejoramiento de materiales pedagógicos, instituciones académicas de estudios judíos y cristianos adscriptos a universidades católicas, diálogos y acción social conjunta en todos los niveles, que hicieron progresar la visión profética de Nostra Aetate e introdujeron su espíritu de un modo profundo y permanente en la vida de la Iglesia Católica de todo el mundo. "El desafío teológico lanzado por el Concilio Vaticano II, y sobre cuya base han sido cuidadosamente construidos documentos posteriores–dijo– se convirtió en un sólido edificio doctrinal que perdurará a través de los siglos".

Seymour Reich habló sobre los notables cambios que tuvieron lugar en el transcurso de nuestro diálogo. Hizo importantes sugerencias sobre la educación en las escuelas judías, que fueron incorporadas en la anteriormente citada resolución sobre educación en seminarios católicos y judíos. También llamó la atención de los dirigentes de la Iglesia sobre la necesidad de entender que para casi todos los judíos, la supervivencia y el bienestar del Estado de Israel es un "test indicativo" que refleja el sentido de supervivencia de un pueblo y la imagen que tiene de sí mismo. Es importante, dijo, que los católicos comprendan los lazos emocionales de la comunidad judía con el Estado judío, y que reconozcan que el lenguaje y el tono son casi tan importantes como la esencia en las cuestiones que afectan a esa nación.

Durante una discusión sobre los proyectos que están desarrollando las comunidades locales, se ofrecieron informes interesantes. Por primera vez, tomaron parte en la reunión, en calidad de observadores, el embajador de Israel ante la Santa Sede, Neville Lamdan, y el Ministro de Relaciones Interreligiosas de la embajada israelí en Washington, Moshe Fox. El embajador Lamdan informó sobre los esfuerzos hechos por su embajada junto con la Santa Sede para mejorar las relaciones católico-judías: por ejemplo, el trabajo educativo en las universidades pontificias, experiencias "persona a persona" como peregrinajes e intercambios estudiantiles, cooperación internacional para el desarrollo, eventos culturales.

El rabino Ron Kronish, de Israel, se refirió a proyectos que reúnen a judíos, cristianos y musulmanes en Israel y en los territorios bajo autoridad palestina. El profesor Georges Schneck, de Bruselas, habló sobre el trabajo actual en su país, y el rabino Henry Sobel, de Brasil, compartió experiencias de América Latina.

Con respecto a Jedwabne, una masacre de judíos llevada a cabo por polacos durante la segunda guerra mundial, el obispo Stanislaw Gadecki de Polonia señaló tres puntos. "En primer lugar, debo subrayar la responsabilidad polaca en el crimen cometido en Jedwabne. No justifico para nada la conducta polaca. En segundo lugar, en la época de la guerra, muchas personas buscaron un chivo expiatorio para explicar sus propias desgracias. Muchísimas de ellas lo encontraron en el estereotipo según el cual los judíos colaboraron con el régimen comunista. Nosotros sabemos que los soviéticos hicieron uso y abuso de los judíos (y de otras minorías), como los alemanes lo hicieron con los polacos. La demonización de los judíos, y el antisemitismo tradicional basado en estereotipos cristianos, también influyeron en los pogroms contra los judíos. En tercer lugar, lo que queremos los polacos es reconocer nuestro propio pecado y arrepentirnos".

Se hizo una moción, aprobada por unanimidad, en el sentido de que debía haber una mayor representación femenina en la preparación y la programación de las reuniones del ILC.

La reunión concluyó con el Salmo 133, leído en hebreo, latín e inglés por Betty Ehrenberg, de la Unión Ortodoxa, el Dr. Hans Hermann Henrix, de Alemania, y Lisa Palmieri-Billig, de la Liga Anti-difamación, de Italia. El cardenal Edward Cassidy y Seymour Reich ofrecieron sus reflexiones finales. El cardenal Edward Egan, de New York, recibió al ILC en su casa el 3 de mayo. Su amabilidad y cálida recepción fue profundamente apreciada por todos nosotros.

El Comité Internacional de Enlace Católico-Judío expresó su reconocimiento por el arduo trabajo y la dedicación del personal de la Unión de Congregaciones Hebreas Norteamericanas, cuyos espacios y facilidades proporcionaron un ambiente agradable y productivo.

Extendemos nuestro reconocimiento al secretario del IJCIC, rabino Dr. Leon Feldman, y a Reva Kaiser Zeesy y Joel Schnur, de Schnur Associates, por su labor en la coordinación de la conferencia.

Editorial remarks

Traducción del inglés: Silvia Kot

www.bc.edu/bc_org/research/cjl/articles/joint_communique_01.htm