Solidaridad con el Pueblo de Israel

Las posiciones católicas polacas favorables a la apertura y al diálogo con los judíos y el judaísmo surgieron en los círculos intelectuales laicos. Sin embargo, por la estructura de la Iglesia, el diálogo entre católicos y judíos solo se hizo oficial cuando se involucró la jerarquía. En Polonia, ese proceso se inició hace más de veinte años.

La Subcomisión del Episcopado Polaco para el Diálogo con el Judaísmo se creó en 1986. Su primer presidente fue Mons. Henryk Muszynski, un biblista excepcional que era en ese momento obispo auxiliar de la diócesis de Chelmno, y ahora es arzobispo metropolitano de Gniezno. La subcomisión se reunió por primera vez en Varsovia el 13 de mayo de 1986, exactamente un mes después de la visita de Juan Pablo II a la sinagoga de Roma. A fines de 1987, la subcomisión fue ascendida al rango de una comisión.

Mons. Stanislaw Gadecki, obispo auxiliar de la arquidiócesis de Gniezno, fue designado presidente de la comisión en 1994. Gadecki, el sucesor de Muszynski, también era biblista. En 1996, el episcopado polaco llevó a cabo una reestructuración. La comisión se transformó en un Comité para el Diálogo con el Judaísmo, y desarrolla sus actividades en el marco del Consejo para el Diálogo religioso. Stanislaw Gadecki, ahora arzobispo de Poznan y vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Polonia, fue al mismo tiempo presidente del Comité y del Consejo.

En 2006, tuvieron lugar otros cambios. Mons. Mieczyslav Cislo pasó a ser presidente del Consejo para el Diálogo Religioso y presidente del Comité para el Diálogo con el Judaísmo. Por ser obispo auxiliar de Lublin, tiene una gran experiencia en el desarrollo intensivo del diálogo entre los cristianos y los judíos.

El primer acontecimiento oficial de gran envergadura que encarnó el diálogo entre los cristianos  y los judíos en Polonia fue un coloquio teológico internacional realizado en Cracovia y Tyniec, en abril de 1988. En esa oportunidad, por primera vez en la historia, un rabino pronunció un discurso oficial en el palacio episcopal de Cracovia. Ese encuentro fue organizado en forma conjunta por la Comisión de Obispos Polacos para el Diálogo con el Judaísmo y la Liga Antidifamación de Estados Unidos.

La realización de un seminario especial para los teólogos polacos en el Spertus College of Judaica de Chicago, durante el verano de 1989, marcó otra etapa importante. Veintidós sacerdotes polacos pasaron allí seis semanas estudiando diálogo interreligioso, así como las doctrinas y la ética del judaísmo. El coordinador polaco fue el padre Waldemar Chrostowski, que luego organizó el Coloquio Anual sobre la Iglesia, los Judíos y el Judaísmo en la Academia Teológica Católica de Varsovia.

La Comisión (que luego se convirtió en el Comité) de los Obispos Polacos para el Diálogo con el Judaísmo ha desempeñado un papel importante en algunos momentos de tensiones, incluyendo el conflicto sobre el convento de las carmelitas de Oswiecim o la erección de las cruces en la gravera adyacente a Auschwitz. Los miembros de la Comisión recurrieron a su percepción de la sensibilidad judía para orientar su curso de acción y ayudar a resolver el conflicto.

Los frutos más importantes a largo plazo de las tareas de la Comisión incluyen la introducción del Día del Judaísmo, y los documentos oficiales de la Iglesia polaca sobre las relaciones con los judíos y el judaísmo. En 1990, la Comisión a preparó una carta pastoral oficial de la Conferencia del Episcopado sobre las Relaciones entre los Católicos y los Judíos, que se publicó en el 25º aniversario de la declaración Nostra aetate del Concilio Vaticano II, una declaración que hizo época. La carta fue leída en las iglesias de Polonia el 20 de junio de 1990.

La parte histórica de la carta fue lo que más llamó la atención del público. Los obispos escribieron: “Lamentamos particularmente las acciones de católicos que han contribuido a la muerte de judíos. Esas acciones permanecerán siempre como una afrenta a la conciencia, incluso en su dimensión pública. Si un solo cristiano que estuviera en condiciones de socorrer a un judío en peligro, no le hubiera tendido una mano de ayuda, o incluso hubiera contribuido a su muerte, esa falta nos obliga a implorar el perdón de nuestros hermanos y hermanas judíos”. El elemento teológico también es importante. Los obispos dicen que “Dios nunca retiró su elección del pueblo judío, sino que siempre les prodiga su amor”, y llaman a fortalecer los vínculos con los judíos de hoy: “Es importante para nosotros aprender a vivir y a apreciar los valores religiosos de los judíos y los cristianos de la manera en que los mismos judíos y cristianos los viven hoy”.

La carta publicada por el Consejo de los Obispos Polacos para el Diálogo Religioso, en el año del Gran Jubileo, el año 2000, constituye otro documento importante. Sobre todo porque logró la aprobación del conjunto de la Conferencia Episcopal polaca en agosto de 2000. La carta alude al concepto del examen de conciencia de la Iglesia, propuesto por el papa Juan Pablo II. En un espíritu de “purificación de la memoria y de reconciliación”, los obispos mencionan las palabras del cardenal primado de Polonia, el cardenal Joseph Glemp, que pocos meses antes le había pedido públicamente a Dios “perdón por las actitudes de aquellos de nosotros que hayan faltado el respeto a personas de otras confesiones o que hayan tolerado el antisemitismo”. La carta afirma que “si bien hubo polacos que tuvieron una actitud noble salvando a muchos judíos, nuestro pueblo también ha pecado en la época del Holocausto mostrando indiferencia u hostilidad hacia los judíos”.

En los últimos años, el Comité de los Obispos Polacos para el Diálogo con el Judaísmo ha contribuido en forma regular con la organización de seminarios en el Instituto Memorial Yad Vashem de Jerusalén para sacerdotes polacos. El padre Tomasz Adamczyk, secretario del Comité y coordinador polaco de esos intercambios, señala que hay una gran cantidad de sacerdotes interesados. “Y esto es algo completamente distinto a una peregrinación a Tierra Santa, porque el programa del seminario exige un fuerte compromiso de los participantes”.

“Hay que hacer todo lo posible para reconstruir y reforzar la solidaridad cristiana con el pueblo de Israel”, sostienen los obispos polacos en su carta del año 2000. Sin duda, queda mucho por hacer. Pero ya se ha realizado mucho, y la comisión especial de los obispos para el diálogo con el judaísmo ha contribuido en una forma indiscutible a la tarea de la reconciliación”.

 

Editorial remarks

Este trabajo forma parte de la publicación titulada The Bond of Memory – Polish Christians in Dialogue with Jews and Judaism (Laboratorium WIEZI, Varsovia, 2008), que se entregó a los participantes de la Conferencia del ICCJ realizada en Cracovia entre el 3 y el 6 de julio de 2011.

Traducción del inglés: Silvia Kot.