No serás un mero espectador

El 27 de enero de 2015, unos 300 sobrevivientes, testigos de la historia de Auschwitz, se reunieron frente a la Puerta de la Muerte del ex campo de Birkenau para conmemorar el 70º aniversario de la liberación del campo de concentración y de exterminio nazi.

Estaban acompañados por los líderes de más de 40 países, que escucharon sus palabras. Entre esos líderes, había testas coronadas, presidentes, primeros ministros, ministros y diplomáticos, además de representantes de muchas instituciones internacionales y de organizaciones comunitarias, clérigos, empleados de museos y memoriales dedicados a ese tema, así como todos los que, a través de los medios, deseaban honrar la memoria de las víctimas de los nazis.

Guardianes de la memoria de Auschwitz

Los invitados fueron recibidos por Bronislaw Komorowski, el presidente de la República de Polonia, que ejercía el patrocinio honorario de los  actos conmemorativos de este aniversario. Komorowski  se dirigió a los ex prisioneros con estas palabras: “Cada uno de ustedes es el guardián de la memoria de Auschwitz. Cada sobreviviente que fue rescatado del campo, ese infierno de odio y violencia. Ustedes son los invitados más importantes en este acto de hoy. Ser el guardián de la memoria no es sólo mantener la memoria del crimen, sino también alentar la reflexión sobre sus fuentes, que se encuentran en las personas, las naciones, las ideologías y las políticas de Estado. Es memoria de los totalitarismos, la xenofobia, el antisemitismo, bases del colapso de nuestras civilizaciones que tuvo lugar en el siglo XX. Los polacos también son los guardianes de la memoria de un modo especial, porque en la Polonia ocupada, dos totalitarismos empezaron a implementar su plan genocida en el mismo plano”.

“Recordar es  nuestro deber, el deber de Europa y del mundo, por los que han sufrido aquí, por ustedes, los que han sobrevivido a los horrores del campo. Pero también es nuestra obligación recordar por nosotros mismos, por nuestro futuro”, dijo el presidente Komorowski.

El mal de Auschwitz se sigue incubando

En este aniversario, los discursos más importantes estuvieron a cargo de ex prisioneros del campo: Halina Birenbaum, Kazimierz Albin y Roman Kent.

“En innumerables oportunidades, me sentí a punto de morir, temblando de miedo, de dolor, por el temor de ser seleccionada, viendo el tormento y la agonía de mis compañeras prisioneras, mis vecinas en los camastros superpoblados, que compartían el mismo destino en ese horror indescriptible e interminable, en el que cada minuto equivalía a un siglo y nos hacía preguntarnos, implorantes, si habría otro. Una vez, estábamos en fila durante una larga sesión de llamados, mientras brillaba el sol y, por una vez, no nos estaban golpeando: en ese momento, se me cruzó por la mente la patética idea de que me quemarían en ese fuego del crematorio que estaba detrás de los alambres de púa y que nunca podría vivir la experiencia de un beso de amor como los que se describían en los libros que leía en el ghetto de Varsovia antes de la era Auschwitz… A los catorce años, uno tiene esas ideas y preocupaciones importantes, que supuestamente son características de quienes están a punto de morir”, dijo Halina Birenbaum, poeta israelí nacida en Varsovia, deportada a Auschwitz a los 14 años.

“El mal de Auschwitz, ignorado, insondable, siguió incubándose tranquilamente y renació en el surgimiento del terror, el antisemitismo y el racismo, y llegó al extremo de las impunes decapitaciones públicas de personas, solo porque son diferentes, ante la mirada de todo el mundo. Me digo a mí misma –cuando observo con estupor lo que está sucediendo en la actualidad a nuestro alrededor – que si Auschwitz pudo existir y funcionar legalmente y sin castigo durante años, lo peor es posible. No podemos sorprendernos  ante nada, pero debemos reconocer cuanto antes, oponernos explícitamente y cerrar el camino a tragedias, hechos ilegales y crímenes que puedan ocurrir en el futuro”, señaló.

“El Museo Auschwitz Birkenau contribuye ampliamente a esta empresa crucial de comprensión y de advertencia: su funcionamiento, su gran cantidad de diligentes empleados, que durante todos estos años de trabajo extremadamente difícil y arduo han ordenado testimonios, documentos, restos de documentos, y grabaron los recuerdos de las víctimas y de testigos presenciales. Ellos les han transmitido a millones de visitantes de todo el mundo su conocimiento sobre personas que se vieron obligadas a vivir en situaciones extremas, al borde de la muerte, y también la fuerza de voluntad de los seres humanos, el poder de la amistad, la esperanza y la perseverancia en las más duras condiciones de vida”, dijo Halina Birenbaum.

Un combate para preservar la dignidad humana

Kazimierz Albin, que fue deportado al campo de Auschwitz  el 14 de junio de 1940, con el primer grupo de prisioneros políticos polacos, recordó que, a pesar de los grandes riesgos,  los prisioneros lucharon en el campo por preservar su humanidad. “Desde el primer día, se desarrolló una batalla permanente por la supervivencia biológica, por salvar la mayor cantidad de vidas de la muerte, por preservar la dignidad humana.

En el campo y en los alrededores, se organizaron movimientos de resistencia, dirigidos por el Armia Krajowa (Ejército del País), el Partido Socialista polaco y los batallones de campesinos. Fue invalorable el sacrificio de los polacos de la zona adyacente al campo”, dijo. 

“Las evasiones del campo eran un medio efectivo de autodefensa. Los prisioneros se escapaban llevando con ellos documentos de los crímenes de los SS, para contarle al mundo la verdad sobre los campos y para luchar contra el ocupante con armas en la mano. Pocos tuvieron la suerte de poder huir. Cuando sonaba la sirena del campo, las unidades especiales SS de persecución, apoyadas por patrullas armadas de campesinos alemanes que habían tomado el lugar de los polacos expulsados, salían en busca de los fugitivos. El sonido estridente de la sirena aterrorizaba a los prisioneros por el temor a las represalias, pero era también una señal de esperanza, de que el mundo se enteraría de los crímenes nazis en el campo de concentración y exterminio Auschwitz-Birkenau. Yo mismo oí la sirena por última vez en la tarde del 27 de febrero de 1943, cuando, tras huir de Auschwitz, estaba cruzando el río Sola en medio de los témpanos de hielo”, añadió. “Ese sonido aún permanece en mi subconsciente. He pagado un alto precio por mi huida del campo. Como represalia, el Sicherheitsdienst (Servicio de Inteligencia de la Gestapo) arrestó a mi hermana y a mi madre, que fueron deportadas a Auschwitz-Birkenau, y luego a Ravensbrück. Afortunadamente, sobrevivieron a esa dura experiencia”, señaló Kazimierz Albin para terminar.

El undécimo mandamiento

Roman Kent, que fue deportado por los alemanes a Auschwitz desde el ghetto de Litzmannstadt, dijo que a menudo le preguntan cuánto tiempo pasó en el campo. “Mi respuesta es que no lo sé. Lo que sí sé es que un minuto en Auschwitz era como todo un día, un día era como un año y un mes, una eternidad.  ¿Cuántas eternidades puede vivir una persona en una sola vida? Tampoco sé esto”, dijo.

“Los sobrevivientes y los dirigentes nacionales tenemos una obligación mutua: la de mostrarles a las generaciones actuales y futuras qué ocurre cuando se permite la propagación de los prejuicios y el odio virulento. Todos debemos enseñarles a nuestros hijos, en el hogar y en la escuela, la tolerancia y el entendimiento. Porque la tolerancia no es algo que pueda darse por sentado: debe ser enseñada  ¡Y debemos dejar en claro que el odio nunca está bien y que el amor nunca está mal!”, añadió.

En su discurso, Roman Kent, que vive ahora en Estados Unidos, incluyó un mensaje para el futuro: “La participación y la conciencia de tantos dirigentes mundiales es una demostración visible de que existe compasión y compromiso, en vez de indiferencia.  Es un progreso… Ahora les corresponde seguir a los dirigentes futuros.  ¡Queda tanto por hacer! Todos tenemos que involucrarnos: ¡nadie debe ser un mero espectador!  Estoy tan convencido de esto que, si tuviera el poder de hacerlo, agregaría un Undécimo Mandamiento a los Diez Mandamientos universalmente aceptados: “Nunca, nunca debes ser un mero espectador”, enfatizó Roman Kent.

El silencio lleva a Auschwitz

Entre los oradores de la ceremonia de conmemoración del 70º aniversario de la liberación de Auschwitz, estuvo también Ronald S. Lauder, en representación de los “Pilares del Recuerdo”, donantes individuales que apoyan a la Fundación Auschwitz-Birkenau.

“Hay aquí representantes de 40 naciones, y nosotros, el pueblo judío, les agradecemos profundamente por acompañarnos. Ustedes son personas buenas y honestas. Pero en nombre del lugar en el que estamos y lo que este significa, sus gobiernos deben detener esta nueva ola de odio. Las escuelas deben enseñar la tolerancia hacia todas las personas. Los lugares de culto deben ser lugares de amor, comprensión y sanación, y no deberían alentar a las personas a matar en nombre de Dios”, dijo.

“Todos los países deben considerar el odio como un crimen. Cualquier país que pregone abiertamente la aniquilación de otro país debería ser excluido de la familia de las naciones. Todos los gobiernos deben mostrar tolerancia cero ante cualquier clase de odio. Si esto no se hace de inmediato, será demasiado tarde. Todavía tenemos la oportunidad de detener esto, pero si cada gobierno no actúa rápido, la tragedia de este terrible lugar volverá a oscurecer al mundo.

El silencio del mundo lleva a Auschwitz.

La indiferencia del mundo lleva a Auschwitz.

El antisemitismo del mundo lleva a Auschwitz.

No debemos permitir que esto pase otra vez”, subrayó Ronald Lauder.

“Nunca más” es una decisión personal

El Dr. Piotr M. A. Cywinski, director del Memorial Auschwitz, agradeció a todos los participantes de la ceremonia por su presencia en este día tan especial. En su alocución, incluyó un mensaje por el aniversario de la liberación de Auschwitz. “Auschwitz no es una fuente de fortaleza. Si alguien viene aquí para buscar fortaleza y sabiduría, o para hacer catarsis, se equivoca. Auschwitz es oscuridad, destrucción, aniquilamiento. Por eso es una forma de advertencia, una terrible advertencia. No podemos afrontar Auschwitz, así como no podemos mantener nuestra dignidad, y al mismo tiempo consentir el odio, el desprecio, el antisemitismo, y ante todo, nuestra indiferencia cotidiana. Por eso Auschwitz  es tan aterrador. Hoy ya no despierta los demonios: despierta la conciencia. Y esta conciencia nos acusa a cada uno de nosotros”, dijo.

“Nuestra esperanza es que el mundo cambie para bien. Que no se mate a ningún inocente. Que no se siga propagando el odio, que nadie trate de modificar fronteras por la fuerza, que la indiferencia y la pasividad no sean admisibles. Sin embargo, vemos a menudo que el recuerdo aún no nos hizo madurar. ‘Nunca más’ no es un programa político, sino una decisión personal. Significa: nunca más por mi causa, nunca más en mí, nunca más conmigo. Yo creo en ese ‘nunca más’ para cada uno de nosotros”, sintetizó.

Después de los discursos, rabinos y clérigos de diversas denominaciones cristianas dijeron sus oraciones: Kaddish, El Male Rachamim, Eterno Reposo y Dios de los Espíritus.

Además, durante la ceremonia se ofreció la première del documental “Auschwitz”, preparado por el Museo en cooperación con la Shoah Foundation de Los Angeles. Este film, dirigido por James Moll, fue producido por Steven Spielberg.

Al final del acto conmemorativo, delegaciones de ex prisioneros, representantes de delegaciones estatales y de diversos países, los “Pilares del Recuerdo” y guardianes del Memorial colocaron velas en el monumento de Birkenau que conmemora a todas las víctimas del campo.

Hasta la liberación del campo por el Ejército Rojo, los nazis alemanes mataron en Auschwitz a alrededor de 1.1 millones de personas. La mayoría, judíos. Pero también polacos, gitanos, prisioneros de guerra soviéticos y personas de otras nacionalidades. Hoy, Auschwitz es el símbolo del Holocausto  y de las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial. En 2005, las Naciones Unidas designaron el 27 de enero como el Día Internacional del Recuerdo del Holocausto.

Editorial remarks

Tomado de www.auschwitz.org.

(Traducción del inglés: Silvia Kot)