Las relaciones interreligiosas después del 11 de septiembre

Consejo Internacional de Cristianos y Judíos Conferencia de Riga, 26-30 de mayo de 2002

 

Las relaciones interreligiosas

después del 11 de septiembre

Hans Ucko

Consejo Internacional de Cristianos y Judíos Conferencia de Riga

26-30 de mayo de 2002

1. En la actualidad, el diálogo interreligioso es algo aceptado y, sin embargo, también controvertido. Es aceptado porque poco a poco hemos ido tomando conciencia de que ninguna religión es una isla. Vivimos muy cerca unos de otros, y la única manera de relacionarnos en forma constructiva es el diálogo. El diálogo con gente de otras religiones fue una evolución para los cristianos. Antes se lo veía, en el mejor de los casos, como un ejercicio académico secundario, y en el peor de los casos, como un ejemplo de teología liberal sincretista, que carecía del celo y el compromiso cristianos.

2. Hoy son más aceptadas al menos algunas expresiones de diálogo interreligioso. Los movimientos migratorios, la exposición a otras culturas a través del turismo, y los medios de comunicación que introducen el mundo entero en nuestros hogares, han creado mayor interés por llegar a conocer mejor la religión y la cultura de los otros. El 11 de septiembre añadió otro motivo. Realmente produjo un aumento del interés en las relaciones interreligiosas. La apertura hacia otras comunidades religiosas fue extraordinaria durante este período. La gran cantidad de foros cívicos, de programas educativos desarrollados por iglesias, escuelas, grupos cívicos, clubes Rotary, nos está diciendo: "Ha llegado el momento en que debemos llegar a conocernos mutuamente".

3. En el Consejo Mundial de Iglesias (WCC), el diálogo interreligioso es considerado como lo contrario de la misión. Si bien el diálogo fue un resultado del movimiento misionero a principios del siglo XX, sólo se estableció como un ministerio de la Iglesia en la década del 70, con su propia integridad y su propio desarrollo. De cualquier modo, el movimiento misionero ha seguido considerando la relación entre diálogo y misión. Las últimas conferencias misioneras del WCC han trabajado sobre una teología de la misión válida en el contexto de la pluralidad religiosa. Otros departamentos del WCC llegaron a la conclusión de que la pluralidad religiosa no puede limitarse a una oficina para el diálogo interreligioso. Los temas de la pluralidad religiosa tienen ramificaciones e implicancias en todo lo referente a la construcción de la paz, el trabajo de la juventud, las cuestiones de la mujer, los problemas de las poblaciones indígenas, la educación cristiana, etc. El WCC entiende cada vez más las relaciones interreligiosas y el diálogo como parte de su trabajo. La reciente apertura hacia el intercambio teológico entre Fe y Orden y el Consejo Internacional de Cristianos y Judíos (ICCJ) es un ejemplo de ello.

4. Pero que nadie se llame a engaño. Hay cristianos que desconfían profundamente del diálogo y lo ven como una traición al evangelio. Su razón fundamental para tomar parte en el diálogo es que lo consideran un método de evangelización y misión. Otros cristianos, que probablemente temen la perspectiva del diálogo, en vez de participar en él, prefieren decir que antes de hacerlo necesitan prepararse, reforzar su propia fe. Perciben el diálogo como una batalla. Nunca están lo suficientemente preparados; siguen preparándose todo el tiempo, y la preparación se vuelve una excusa para no involucrarse nunca realmente en el diálogo. Algunos cristianos, que aparentemente apoyan el diálogo, temen las consecuencias teológicas de tomar parte en un diálogo con personas de otras religiones. Admitirán de buena gana que el diálogo es el medio apropiado para relacionarse con el prójimo, pero se cuidarán de sacar las conclusiones teológicas de su participación en ese diálogo vital.

5. Las personas de otras religiones dudan de que la invitación de los cristianos al diálogo sea sincera, y que esta no sea otra palabra para designar a la misión. Temen que los cristianos, al ver que la misión ya no vende, invoquen el diálogo pero en realidad sigan, como antes, con su idea de misión. Tenemos que desaprender mucho y reconstruir la confianza antes de que las personas de otras religiones puedan tomar nuestras palabras en serio. Cuando hablamos del diálogo y de la nueva apertura en las relaciones entre personas de diferentes religiones, debemos reconocer que esto sigue siendo un fenómeno minoritario. La mayoría de los hindúes, budistas, musulmanes y judíos no están interesados en las relaciones interreligiosas y el diálogo. Sus propias identidades religiosas les bastan, y no ven necesidad alguna en tomar parte de un diálogo. Demás está decir que esto también se aplica a los cristianos.

6. Sin embargo, a pesar de muchas aprensiones y vacilaciones, hay esperanzas de que el diálogo pueda ser un instrumento para resolver conflictos. En un mundo en el que muchos conflictos se expresan en lenguaje religioso, o tienen resonancias religiosas, se recurre el diálogo para ayudar a resolver el conflicto. Pero quizás esto sea esperar demasiado del diálogo. El diálogo no es ni puede ser nunca una ambulancia en una crisis o un conflicto repentino. El diálogo es más que medicina profiláctica, que si se aplica a menudo y con regularidad mantiene la salud en situaciones difíciles. Los contactos y las valiosas relaciones entre personas de diferentes religiones que se construyen serenamente a través del diálogo paciente en tiempos de paz pueden evitar que la religión sea usada como arma en tiempos de conflicto. En tiempos de tensiones entre comunidades o en el pico de una crisis, los contactos intercomunitarios pueden constituir la más preciada herramienta para la construcción de la paz. Lo que se ha construido a través de un largo proceso de diálogo, amistad, confianza y un lenguaje común, puede ser de gran valor cuando hay que negociar la paz civil.

7. El 11 de septiembre fue por cierto un punto de inflexión, en varios sentidos, en cuanto a las relaciones interreligiosas y el diálogo. Nos hizo pensar de nuevo en el diálogo para fortalecer los vínculos de amistad entre cristianos y musulmanes, pero también en un proceso de revisión para ver en qué aspecto del diálogo debe insistirse más que antes del 11 de septiembre. Me gustaría compartir con ustedes algunas reflexiones, que son resultado de mi propia evaluación del diálogo interreligioso en general, y no sólo del diálogo entre cristianos y musulmanes post-11 de septiembre.

8. En mi opinión, debemos reconocer que en algunas épocas el marco y los argumentos para el diálogo interreligioso eran demasiado color de rosa. Nos centrábamos sólo en lo que compartíamos y a menudo nos empeñábamos demasiado en reducir todo a un denominador común. No había mucho espacio para hacer un uso positivo de la diferencia, reforzando una actitud de vive la différence!

9. Creo que es justo decir que nosotros, como cristianos, en cierto modo hemos ignorado la asimetría del diálogo. Queríamos que el diálogo se ocupara de temas teológicos, y no teníamos demasiados deseos de admitir que para nuestros interlocutores las razones para el diálogo eran más prácticas que teológicas. Los judíos, por ejemplo, seguramente están más interesados en discutir el antisemitismo que la teología. Los musulmanes querrían dialogar con los cristianos por cuestiones tales como la construcción de una mezquita o un espacio para cementerios musulmanes.

10. El 11 de septiembre me dice que el diálogo necesita ir más allá de levantar banderas o consignas con los ideales de nuestras religiones. Es verdad que el islam es literalmente la religión de la paz. Es verdad que Ohm Shanti, shantihi es la enfática bendición védica. Es verdad que Jesús saludaba a la gente ofreciendo la paz, "La paz sea con ustedes". Es verdad que en el budismo se pone un importante acento en la compasión y el ahimsa. Es verdad que el judaísmo le ha dado al mundo la palabra Shalom. Es verdad que las religiones basadas en sus ideales en muchos casos tratan de contribuir a la construcción de la paz, pero sabemos que también se involucran en situaciones de confrontación violenta. Hay una sorprendente coexistencia entre el amor y la violencia, entre la afirmación de la inclusión y las prácticas de una lamentable exclusión. Las religiones están a menudo relacionadas con poderes que existen y legitiman sus decisiones por medio de la violencia. Hay también grupos dentro de nuestras familias religiosas que parecen necesitar la violencia para afirmar sus creencias. No podemos ignorar el efecto que tiene cierto lenguaje religioso, como la expresión "Adelante, soldados de Cristo", o acciones tales como las Cruzadas, la Shoah o el apartheid. No podemos ignorar el papel de la religión en el sistema de castas. No podemos ignorar la ley de blasfemia de Pakistán o al colono Baruch Goldstein de Israel. Debemos plantear la pregunta acerca del papel que desempeña la religión en la violencia. Con respecto a esto, me gustaría citar a Harvey Cox, que dice lo mismo de otra manera: "Como pensadores religiosos, deberíamos dejar de decir sólo palabras bonitas sobre esta época de ecumenismo, diálogo interreligioso y difusos sentimientos amistosos entre sacerdotes, imanes y rabinos. Tenemos que hablar con franqueza. Como respuesta a una intelligentsia secularizada, al menos en Occidente, nos hemos empeñado demasiado en mostrar el lado positivo de la religión, cuando la verdad es que sabemos que todas las religiones tienen su parte demoníaca. Citamos a Isaías, y no a Joel. Hablamos del rabino Abraham Joshua Heschel, y no del rabino Meir Kahane. Nos referimos a san Francisco y sus pájaros, y no a Torquemada y sus torturas. Sin embargo, todos ellos, lamentablemente, forman parte de la historia. Contar solamente la versión para niños ya no sirve para nada".

11. Debemos apoyarnos y confrontarnos mutuamente. Esto sólo puede hacerse en un clima de confianza. El diálogo entre musulmanes y cristianos no puede eludir el tema del papel y el mal uso del islam el 11 de septiembre, ni tampoco el papel de los valores cristianos cuando se habla de "eje del mal". Claro que estos no son los únicos temas para el diálogo entre cristianos y musulmanes, pero no pueden eliminarse de la agenda. ¿Cómo libramos a la humanidad de este peligroso momento histórico en que nos encontramos? Este es un significativo y urgente momento de la verdad. El 11 de septiembre surgió de una forma pervertida de la fe islámica. Representa el lado oscuro del islam, así como el antisemitismo es el lado oscuro del cristianismo. No es bueno negarlo, o sostener que Osama bin Laden no es un verdadero musulmán. Él cree que lo es. Se identifica plenamente con esa fe, y trata de justificar sus acciones y las de su organización basándose en el islam.

12. Tenemos que mostrar en qué son las religiones parte del problema, porque mayormente lo son, y pocas veces son parte de la solución. Después del 11 de septiembre, es aún más importante tomar conciencia de esto. Quizá no tengamos, como religiosos, la solución, pero deberíamos saber que tenemos un problema. Irving Greenberg se dirigió con estas palabras a las personas que participaban de un diálogo: "No me importa de dónde proceden, con tal de que se avergüencen de ello". Es de suponer que habrá incluido en esta advertencia a su propia tradición religiosa. Las doctrinas de violencia redentora, las teorías de guerra justa y guerra santa, y las herencias de las cruzadas y la colonización, tienen su raíz en afirmaciones religiosas difíciles, en la marginación del otro. Importantes corrientes del judaísmo, del cristianismo y del islam reivindican de diferentes maneras relaciones exclusivas con Dios, y esto es un problema. Implica la idea de ser superior al otro. La religión no es inocente.

13. Después del 11 de septiembre, no podemos seguir sosteniendo solamente que nuestro objetivo común es la paz. Debemos encarar seriamente la función ambivalente de las religiones. Tenemos que hacer un esfuerzo de clarificación de los diferentes papeles que desempeñan las religiones, antes de embarcarnos en reflexiones sobre las formas en que las comunidades religiosas pueden trabajar juntas en la construcción de la paz. Este diálogo debe desarrollarse en niveles tanto teóricos como concretos.

14. Existen algunos conceptos, que tal vez nos son muy caros como religiosos, sobre los que es preciso dialogar seriamente: conceptos como jihad, misión, hindutva, pueblo elegido, no tienen que ver con la redención. En el diálogo deberíamos alentar a los demás a reflexionar sobre estos conceptos, y observar cómo son realmente recibidos fuera de la comunidad que los enuncia. Una cosa es lo que decimos, y otra cosa es cómo nos oyen. Por lo tanto, cada comunidad debe sacar sus conclusiones finales sobre la utilidad y el valor del concepto en cuestión. En diálogo con personas de otras religiones, los cristianos, por ejemplo, deberían enterarse de qué significa la misión para judíos, hindúes y musulmanes, y entonces reflexionar ad intra y entre ellos mismos a la luz de lo que han oído sobre el significado y el fundamento de la misión.

15. Existe un riesgo de globalización, especialmente después del 11 de septiembre, en la que el islam y el cristianismo se confrontan como entidades universales. Esto se ajusta a la doctrina del "choque de civilizaciones", y le hace el juego a Osama bin Laden. Por lo tanto, debemos desglobalizar. Como resultado de la globalización, situaciones de conflicto en una parte del mundo pueden influir o repercutir negativamente en otras partes del mundo. Los aspectos religiosos de los conflictos y las etiquetas religiosas de los conflictos se propagan con mucha facilidad. Es más importante que nunca realizar esfuerzos por evitar las polarizaciones entre comunidades religiosas a nivel mundial. Actualmente, los medios de comunicación llevan a la gente a percibir inmediatamente un conflicto de un lugar como parte de un conflicto de otro lugar. Las enemistades de una parte del mundo influyen fácilmente en otras regiones. Un acto de violencia en un lugar es usado para confirmar el estereotipo del "enemigo" en otro lado, provocando ataques de represalia en cualquier otra parte del mundo. Es tentador decir que el conflicto entre cristianos y musulmanes en Indonesia es un conflicto entre el islam y el cristianismo. Pero traducirlo a esas categorías es demasiado simple. Hay que desglobalizar esas situaciones y analizar cada conflicto en su propio contexto.

16. Es riesgoso relacionar demasiado la religión con lo étnico. Sin contar Ruanda y la ex-Yugoslavia, la violencia estalló en más de cincuenta lugares de todo el mundo entre pueblos que comparten el mismo territorio pero difieren en etnia, raza, lengua o religión. En algunos lugares del mundo, la religión se identifica cada vez más con la etnia. En algunas situaciones, la identidad religiosa está tan relacionada con el poder, que las comunidades sin poder, o discriminadas por él, toman su religión como fuerza de movilización para expresar su disenso o protesta. En algunas situaciones, las identidades religiosas comienzan a tomar partido en conflictos en los cuales comunidades que habían vivido en paz durante siglos se destruyen mutuamente. Esos conflictos tienden a aparecer (o así se los representa) como conflictos entre comunidades religiosas. Cuando las comunidades se identifican o son identificadas exclusivamente por su religión, la situación puede volverse explosiva. Debe ser tarea del diálogo interreligioso y las relaciones interreligiosas ayudar a impedir que la religión se convierta en el punto de conflicto entre comunidades.

17. Debemos cuidarnos de caer en un pensamiento simplista. La religión es a veces la causa del conflicto, pero más a menudo es la que intensifica el conflicto. Por lo tanto, debemos analizar el papel de la religión y la violencia, la forma en que la religión se usa, o se deja usar, como combustible del conflicto. Muchas veces se abusa de los sentimientos religiosos para alimentar las tensiones. La religión expresa algunos de los más profundos sentimientos de los individuos y las comunidades; carga con recuerdos históricos profundos y a menudo apela a lealtades indiscernibles.

18.El WCC y la IJCIC (Comisión Judía Internacional para Consultas Interreligiosas), organizaron recientemente una consulta judeo-cristiana africana., en la que se discutió el tema de la memoria en el contexto de la Shoah y el genocidio de Ruanda. Se dijo que la memoria excesiva entraña un riesgo: que el pasado condicione al presente. ¿Hay un lugar para el silencio o la amnesia en la memoria? ¿De qué manera podemos encarar la memoria excesiva? Debemos ser muy cautelosos con las metáforas simplistas, que dividen al mundo demasiado fácilmente en bien y mal. Debemos saber que a veces hay que discontinuar conscientemente el recuerdo, y debemos saber que hay una relación entre memoria e idolatría. Cuando uno se vuelve esclavo de su memoria, corre el riesgo de caer en la idolatría.

19. En los últimos cincuenta años se produjo un importante desarrollo de las relaciones interreligiosas y el diálogo, algo que debe celebrar cada uno de nosotros en nuestra propia comunidad, y aún más en conjunto, con júbilo y gratitud. Existe un creciente interés en la actualidad por un acercamiento interreligioso a cuestiones de interés común. Ese interés corresponde a una proliferación de diferentes iniciativas interreligiosas internacionales. Se han establecido diversas organizaciones interreligiosas que se ocupan de cuestiones vitales para el bienestar de la humanidad, y promueven y alientan una cooperación multirreligiosa en favor de la paz y el entendimiento. Muchas iniciativas interreligiosas, diversas en cuanto a alcance, impacto y gente involucrada, están siguiendo los pasos de las organizaciones interreligiosas. Uno de los intereses fundamentales es promover y estimular el debate y el intercambio de ideas, facilitar el reconocimiento de los valores comunes y fomentar el respeto y la tolerancia hacia la diversidad. Sin embargo, hay algunas iniciativas que se inscriben más en el "marketing de religiones", al producir hechos efímeros y superficiales, en los que la imagen importa más que el contenido. Hay una necesidad de sumarse a la proliferación de iniciativas multirreligiosas. Algunas son buenas y expresan el anhelo de encontrar una voz de paz en medio del torbellino de nuestro mundo. Otras buscan una armonía fácil, en la que cada participante tiene su propia agenda, y trata de conseguir algo con el diálogo interreligioso, sin considerar la integridad de las tradiciones religiosas. Existe el riesgo de trivializar la religión en algunas de las iniciativas multirreligiosas recientes.

20. Necesitamos encontrar caminos de verdad y de cooperación seria. Las religiones afirman que su intención es trabajar por la paz entre los pueblos del mundo. Esto implica trabajar por una cultura de paz. En nuestra historia presente, dada la magnitud de los problemas que amenazan la vida de nuestras sociedades en diferentes lugares del mundo, el esfuerzo por construir una cultura de paz no puede ser un tema de interés para las familias religiosas por separado. Hay un principio ecuménico del trabajo de Fe y Orden, llamado principio Lund. Me gustaría tomar este principio ecuménico como orientación para nuestro diálogo interreligioso: "Lo que podamos hacer juntos, no debemos hacerlo por separado". Este es un desafío para todas las religiones, y es importante considerar cómo podemos responder a él en conjunto, sin olvidar lo que ya están haciendo varias organizaciones religiosas y seculares.

21. El 11 de septiembre es contemporáneo de la segunda intifada. El diálogo judeo-cristiano no puede permanecer ajeno a lo que ocurre en el conflicto israelí-palestino. No podemos eludir esta responsabilidad. Ha reinado el silencio (o casi) sobre el tema en el seno de la comunidad del diálogo judeo-cristiano. Puede ser un silencio de tristeza porque las cosas llegaron a este punto. Puede ser un silencio de esperanza de que esto también pasará; puede ser el silencio de un frente común. Hay también una buena porción de autodefensa ("¿Por qué no le dedican el mismo tiempo a lo que pasa en Sudán, en el Tibet, o con los cristianos coptos, etc? Ustedes no guardan un equilibrio cuando critican a Israel"). En este sentido, personalmente me alegró mucho la última declaración del ICCJ sobre el conflicto palestino-israelí.

22. Existe el riesgo del antisemitismo como consecuencia del conflicto entre Israel y Palestina, y lo peor es que a los mismos judíos se les atribuye la responsabilidad del antisemitismo, "por la forma en que actúan en Israel". Hay referencias a "Los Protocolos de los Sabios de Sión", y habladurías sobre una presunta conspiración judía internacional. Hace poco me encontré con un dirigente ecuménico que criticaba la política exterior estadounidense y, al referirse al secretario de prensa norteamericano, Ari Fleischer, preguntó: "¿No tiene un apellido judío?" Esta clase de insinuaciones debería decirnos que el antisemitismo está operando otra vez. Vemos ejemplos de ello en los ataques contra sinagogas en Francia y Túnez. Es posible que al comienzo no sea antisemitismo: que se trate de una frustración sobre lo que sucede en Israel-Palestina, que necesita encontrar un chivo expiatorio y se descarga sobre parejas de ancianos judíos, jóvenes judíos, centros y santuarios judíos. Así como debemos oponernos a las violaciones de los derechos humanos en Israel y Palestina, tenemos que estar atentos al resurgimiento del antisemitismo. Casi como una confesión, el WCC dijo en 1948: "El antisemitismo es un pecado contra Dios y el hombre".

23. Debemos tratar los atentados suicidas como un particular problema ético y moral. No basta con condenar la violencia en términos generales y liquidar así el tema de los ataques suicidas. No podemos poner todo en la misma bolsa: la bolsa del conflicto palestino-israelí. ¿Qué tenemos que decir en cuanto al terrorismo suicida en sí mismo, como un desafío que va más allá el conflicto israelí-palestino? Aunque no podemos separar los ataques suicidas del conflicto, de su relación con una situación de desesperación tras más de 30 años de ocupación, debemos decir sin embargo que los atentados suicidas constituyen un dilema moral particular. Las comunidades religiosas deberían, por separado y en conjunto, enfrentar el tema de los ataques suicidas, y no verlos solamente como uno de los muchos ingredientes desagradables del conflicto palestino-israelí. Cuando se trata de decir algo sobre el tema, no basta con hacer declaraciones generales sobre el derecho de Israel a su seguridad "dentro de fronteras seguras y reconocidas", o expresar pena por las trágicas muertes de tantas personas inocentes, israelíes y palestinos. Aunque podamos entender que los terroristas suicidas actúen así por la falta de esperanza y la desesperación, hay una organización detrás de esos ataques suicidas. Como lo señalaron Christopher Langton y David Ucko en su artículo "Ataques suicidas: un sistema táctico armado", publicado por el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, un ataque suicida "generalmente es el resultado de una decisión estratégica colectiva tomada por una organización, con una amplia estructura de apoyo dedicada al reclutamiento, la planificación y la orden de actuar. Por cierto, se ha dicho que el terrorista debería considerarse sólo un "misil viviente", una expresión que les conviene a los "verdaderos" terroristas que reclutan, planifican y ordenan el eventual ataque". ¿Cómo debemos enfrentar nosotros, como personas religiosas, la cuestión de utilizar seres humanos como misiles vivientes?

24. El 11 de septiembre es usado en muchos contextos diferentes, y algunas de las reacciones al 11 de septiembre son muy agresivas, militaristas y revanchistas. Es importante que no descuidemos nuestro compromiso con las relaciones interreligiosas y el diálogo. Después del 11 de septiembre, es vital construir y fortalecer coaliciones de personas de diferentes religiones para analizar el papel de las religiones y la violencia. El WCC ha emprendido ahora un proyecto llamado "Pensar juntos", en el que judíos, cristianos, musulmanes, budistas e hindúes cambian ideas sobre algunas de estas cuestiones: "¿Cómo podemos en nuestra diversidad religiosa, expresar convicciones comunes y explorar temas centrales que están presentes en todas nuestras tradiciones religiosas? ¿Cómo se traducen nuestros compromisos como personas de fe en nuestros encuentros recíprocos? ¿Qué desafío representa el otro, en su alteridad, para mi propia fe o religión? ¿Mi tradición religiosa provee un espacio para la integridad del otro en su alteridad?". Creo que este es un camino importante para el diálogo interreligioso de hoy.

 

Editorial remarks

Traducción del inglés: Silvia Kot