El Día del Judaísmo en la Iglesia Católica

Celebrar el Día del Judaísmo fue una propuesta del arzobispo Stanislaw Gadecki. El vicepresidente del episcopado polaco recuerda la disidencia que provocó esta idea durante una sesión de la Conferencia de los Obispos Polacos. Algunos temían, dice, una “judaización del cristianismo”.

Sin embargo, la propuesta fue aprobada, y a partir de 1998, la Iglesia Católica de Polonia celebra oficialmente, el 17 de enero, el Día del Judaísmo, como un recordatorio de las raíces judías de la fe cristiana. La proclamación del Día del Judaísmo en Polonia fue un paso adelante en el contexto de la Iglesia europea, sólo precedido por una iniciativa análoga de la Conferencia Episcopal Italiana.

El 17 de enero es el día anterior a la apertura de la Semana de Oraciones por la Unidad de los Cristianos. El hecho de que los obispos católicos eligieran esta fecha es muy significativo: invita a todas las Iglesias cristianas a buscar las raíces de su identidad y de su unidad en la fe judía.

La Comisión Episcopal para el Diálogo con el Judaísmo elige cada año un lema especial, tomado de la Biblia o de la enseñanza de la Iglesia, como tema de reflexión. La máxima elegida en el año inaugural, 1998, fue una importante reflexión sobre la idea de un Día del Judaísmo en la Iglesia Católica: “Quien encuentra a Jesucristo, encuentra también al judaísmo”. Es una cita de Juan Pablo II, perteneciente a su alocución de noviembre de 1980 en Maguncia.

Cada año se elige una de las sedes episcopales católicas de Polonia para desarrollar las actividades nacionales. Hasta ahora, las ceremonias principales tuvieron lugar en Varsovia (1998), Wrocław (1999), Cracovia (2000), Łódź (2001), Lublin (2002), Białystok (2003), Poznań (2004), Katowice (2004), Kielce (2005), Gdańsk (2007) y Zamość (2008). Cada Día del Judaísmo es diferente, y constituye un reflejo de la ciudad en la que se realiza. A veces toma la forma de una actividad única, como un panel de discusión, seguido por una misa. Otras veces se convierte en un festival que se extiende durante varios días, y que incluye, además de las plegarias, talleres para jóvenes, visitas a lugares relacionados con la presencia judía en la ciudad, conciertos, exposiciones, filmes y representaciones teatrales.

Una derivación interesante y específicamente polaca del Día del Judaísmo ha sido el Día del Islam, realizado por primera vez en 2001. La fecha elegida en ese caso fue el 26 de enero, el día posterior a la conclusión de la semana dedicada al ecumenismo cristiano.

El reducido tamaño de la comunidad judía en la Polonia actual les plantea algunos problemas a los organizadores del Día del Judaísmo. El objetivo de esta celebración es sin duda la transformación interna de la Iglesia, pero también es importante el encuentro con judíos. Muchos polacos católicos contemporáneos nunca tuvieron la oportunidad de conocer a un judío. Un hecho interesante es que entre los participantes judíos del Día del Judaísmo no solo están los que creen que el diálogo con los cristianos es esencial, sino también los adherentes a corrientes tradicionales que no consideran indispensable el diálogo. Sin embargo, incluso estos consideran que el Día del Judaísmo es una buena oportunidad de presentar la fe y los puntos de vista del judaísmo.

Michael Schudrich, el gran rabino de Polonia, le otorga una gran importancia al Día del Judaísmo. Le gusta viajar de un extremo al otro de Polonia para participar de este acontecimiento anual. Asegura que la instalación oficial del Día del Judaísmo ha alentado a otros católicos que querían organizar actos similares pero no se sentían apoyados “desde arriba”. Subraya que la tradición del Día del Judaísmo se ha establecido en la mayoría de las ciudades que constituyen el foco de las celebraciones nacionales. Así ha ocurrido en las diócesis de Poznań, Cracovia, Lublin, Gdańsk y Wrocław, que organizan todos los años el Día del Judaísmo, en diferentes escalas y de diversas maneras. También hay lugares como Płock, donde nunca se llevaron a cabo las actividades principales, pero donde sin embargo se realizan actividades locales todos los años para celebrar el Día del Judaísmo.

El intelectual judío Stanislaw Krajewski, profesor de filosofía de la Universidad de Varsovia y copresidente judío del Consejo Polaco de Cristianos y Judíos, asistió a casi todas las celebraciones nacionales. A su juicio, el Día del Judaísmo es un ejemplo de los enormes cambios que tuvieron lugar en la Iglesia a partir del Concilio Vaticano II: “Hasta hace poco tiempo, sostiene, una iniciativa como esta habría sido absolutamente impensable”.

Paradójicamente, son los promotores católicos del diálogo entre cristianos y judíos en Polonia quienes expresan a veces algunos reparos. Consideran que la adhesión al Día del Judaísmo no es unánime en Polonia. Por un lado, el hecho de que las actividades se desarrollen cada año en una ciudad diferente significa que participan cada vez más diócesis; por el otro, algunos observadores notan que ciertas diócesis se mantienen al margen.

Los organizadores del Día del Judaísmo suelen quejarse de que algunos párrocos se refugien a menudo tras un muro de indiferencia. Todos los años, los organizadores preparan documentos pastorales y los distribuyen a todas las parroquias, pero pocos curas los utilizan. Los medios masivos de comunicación demuestran más interés por el Día del Judaísmo, que muchas veces ofrece la oportunidad de tomar impactantes fotografías de obispos y rabinos juntos, sobre todo cuando es manifiesto que existe entre ellos una relación cordial. Esta clase de imágenes pueden producir un cambio de mentalidad entre los católicos.

Stanislaw Krajewski lo sintetiza así: “Cada 17 de enero, tienen lugar enriquecedoras reuniones, disertaciones y plegarias en diversas ciudades polacas. A pesar de algunas criticas justificadas y ciertos recelos, la cantidad de actividades y la cantidad de personas que participan en ella constituyen un motivo de alegría”.

Pero ¿y el temor a una “judaización del cristianismo”? Esta inquietud tiene raíces profundas en la historia de la Iglesia. Según el P. Łukasz Kamykowski, un teólogo de Cracovia, su origen se encuentra en “la tensión entre los judíos y los griegos”, es decir, entre los dos mundos diferentes que conformaron las primeras comunidades cristianas. Durante muchos siglos, los católicos han construido su identidad en oposición a los judíos. Eso cambió en forma definitiva cuando el Concilio Vaticano II (1962-1965) les recordó a los católicos que “escrutando el misterio de la Iglesia”, se descubre el judaísmo. Por lo tanto, la “judaización del cristianismo” es ni más ni menos que recuperar la conciencia de las fuentes vivas de las que se nutre constantemente la Iglesia.

El catolicismo polaco se ha desarrollado, después de la segunda guerra mundial y el Holocausto, en un ambiente exento de diálogo. Nunca antes, en toda su historia, la población polaca había sido tan homogénea en el aspecto étnico y religioso. Por eso, el diálogo de la Iglesia polaca con el judaísmo ha sido, en gran medida, una conversación en la cual la Iglesia habla consigo misma, o con su propia memoria. En los últimos años, la comunidad judía ha revivido y está adquiriendo un papel cada vez más activo en esa conversación. De todos modos, el objetivo fundamental del Día del Judaísmo es “afianzar y enriquecer la conciencia de nuestras raíces cristianas, que se basan en la revelación del Antiguo Testamento”, dice Monseñor Mieczysław Cisło, actual presidente de la Comisión de los Obispos Polacos para el diálogo con el judaísmo.

Once años de celebrar el Día del Judaísmo han ayudado a construir un considerable patrimonio intelectual, que podría servir como punto de referencia para profundizar los estudios teológicos. Hasta ahora, las transcripciones de las conversaciones entre representantes católicos y judíos, las reflexiones sistemáticas de los teólogos y los enormes pero a menudo inadvertidos esfuerzos realizados por los académicos en diferentes campos, han adquirido dimensiones que empiezan a llamar la atención de la Iglesia polaca en su conjunto. Quizás algún día esta tarea se convierta en un punto de referencia para todos los católicos de Polonia.

 

Editorial remarks

Este trabajo forma parte de la publicación titulada The Bond of Memory – Polish Christians in Dialogue with Jews and Judaism Laboratorium WIĘZI, Varsovia, 2008), que se entregó a los participantes de la Conferencia del ICCJ realizada en Cracovia entre el 3 y el 6 de julio de 2011.

Traducción del inglés: Silvia Kot.