Séptimo Congreso de los Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales

Los participantes del VII Congreso llamaron a los dirigentes mundiales a poner fin a los conflictos y los derramamientos de sangre en todas las regiones del planeta.

El Séptimo Congreso de los Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales se realizó durante los días 14 y 15 de septiembre en el Palacio de la Independencia de Nursultán en Kazajistán. El acto más importante del orden del día fue la adopción de la Declaración Final, el documento clave basado en los resultados del VII Congreso.

Como se indica en el documento, los objetivos del Congreso y la propia Declaración pretenden guiar a las generaciones presentes y futuras de la humanidad en la promoción de una cultura de respeto mutuo y de paz. Uno de los mensajes clave del documento es la necesidad de apoyar iniciativas prácticas para la realización del diálogo interreligioso e interconfesional con el objetivo de construir la justicia social y la solidaridad para todos los pueblos.

En general, el contenido de la Declaración refleja la visión de los problemas urgentes de nuestro tiempo, las posibles vías de solución y las intenciones de los líderes de las religiones del mundo y su llamamiento a la comunidad internacional. Los delegados del VII Congreso hicieron un llamamiento a los líderes religiosos y a las figuras políticas de diferentes partes del mundo para que desarrollen continuamente el diálogo en nombre de la amistad, la solidaridad y la coexistencia pacífica.

“Estamos convencidos de que el desencadenamiento de cualquier conflicto militar, creando focos de tensión y enfrentamiento, provoca reacciones en cadena que perjudican las relaciones internacionales. Pedimos a los líderes mundiales que abandonen toda retórica agresiva y destructiva que conduzca a la desestabilización del mundo, y que cesen los conflictos y el derramamiento de sangre en todos los rincones de nuestro mundo”, señala el texto del documento.

Los participantes del Congreso pidieron la participación activa de los líderes religiosos mundiales y tradicionales y de destacadas personalidades políticas en el proceso de resolución de conflictos para lograr la estabilidad a largo plazo. Además, los autores de la declaración subrayaron que el extremismo, el radicalismo, el terrorismo y todas las demás formas de violencia y guerra, independientemente de los motivos y objetivos detrás de los cuales se oculten, no tienen nada que ver con la verdadera religión y deben ser rechazados con firmeza. Pidieron a las personalidades políticas y públicas, a los periodistas y a los blogueros, reconociendo su libertad de expresión, que desconfíen de las generalizaciones religiosas y que no identifiquen el extremismo y el terrorismo con ninguna nación o religión, y que no utilicen la religión con fines políticos.

Los delegados al Congreso también hicieron un llamamiento a los gobiernos nacionales y a las organizaciones internacionales autorizadas para prestar una asistencia integral a todos los grupos religiosos y comunidades étnicas que hayan sido víctimas de violaciones de derechos y de violencias de extremistas y terroristas, así como de guerras y conflictos militares. Los líderes religiosos subrayaron su solidaridad con los esfuerzos de las Naciones Unidas y de todas las demás instituciones y organizaciones internacionales, gubernamentales y regionales para promover el diálogo entre civilizaciones y religiones, Estados y naciones.

Además, el texto de la declaración pone el acento en la promoción de los principios de igualdad, justicia social y tolerancia. “Observamos que el pluralismo en cuanto a las diferencias de color de piel, género, raza, lengua y cultura son expresiones de la sabiduría de Dios en la creación. Dios permite la diversidad religiosa y, por lo tanto, es inaceptable cualquier coacción a una religión y una doctrina religiosa concreta”, señala la declaración.

Los delegados al Congreso hicieron un llamamiento a los líderes políticos y económicos del mundo para cerrar el abismo que separa los desarrollos de las sociedades modernas y reducir la brecha de prosperidad entre los diferentes segmentos de población y los diferentes países del mundo. En este sentido, los autores de la declaración subrayaron que a menudo son los problemas sociales los que llevan a las personas a opiniones y acciones extremas, y les pidieron a todos los Estados del mundo que garantizaran condiciones de vida adecuadas para sus ciudadanos.

Las cuestiones relacionadas con la búsqueda de respuestas a los desafíos mundiales a los que se enfrenta la humanidad en el periodo post-pandémico también se reflejaron en el texto del documento. Por ejemplo, los delegados del Congreso señalaron que los efectos negativos de la pandemia sólo pueden superarse trabajando juntos y ayudándose mutuamente. Hicieron un llamamiento a la solidaridad para apoyar a las organizaciones internacionales y a los gobiernos nacionales en sus esfuerzos por superar las consecuencias de la pandemia de coronavirus. Los delegados subrayaron que, en el contexto del desarrollo post-pandémico del mundo y de la globalización de los procesos y las amenazas a la seguridad, el Congreso de los Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales desempeña un importante papel en la realización de esfuerzos conjuntos para fortalecer el diálogo por la paz y la cooperación, así como para promover los valores espirituales y morales.

Además de las tesis anteriores, los autores del documento final prestaron especial atención a la importancia de fortalecer la institución de la familia, a la importancia de proteger la dignidad y los derechos de las mujeres, a elevar su estatus social como miembros iguales de la familia y la sociedad, y a animar a las mujeres a participar en los procesos de paz en los ámbitos culturales y religiosos.

En conclusión, los delegados del Congreso expresaron su interés colectivo en continuar las actividades del Congreso de los Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales y apoyaron la intención de celebrar el próximo VIII Congreso en 2025 en la capital de la República de Kazajistán, la ciudad de Nursultán. Los participantes en el Congreso también confirmaron el papel de la República de Kazajistán como centro autoritativo y mundial para el diálogo entre civilizaciones, interreligioso e interconfesional.

A su vez, Kazajistán tiene la intención de promover en forma activa y coherente las ideas del Congreso y de la Declaración, involucrando en el diálogo a políticos, expertos y periodistas extranjeros. Se preparará un concepto para el desarrollo del Congreso de los Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales para 2023-2033, que reflejará las etapas importantes en el desarrollo del Congreso como plataforma universal para el diálogo interreligioso global.

Se determinó que los principios incluidos en esta Declaración pueden ser difundidos en todos los niveles regionales e internacionales, para ser tenidos en cuenta en todas las decisiones políticas, la legislación, los programas educativos y los medios de comunicación de todos los países interesados.

La Declaración fue adoptada por la mayoría de los delegados del VII Congreso de los Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales y está siendo transmitida a autoridades, líderes políticos, personalidades religiosas de todo el mundo, organizaciones regionales e internacionales relevantes, organizaciones de la sociedad civil, asociaciones religiosas y expertos destacados. Está incluida en los documentos oficiales distribuidos en la 77ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

TEXTO DE LA DECLARACIÓN

Editorial remarks

Traducción del francés: Silvia Kot.