Reciban un afectuoso saludo en ocasión de la llegada del Año Nuevo.
El año 2015 ha comenzado con un horroroso escenario como lo son los trágicos eventos ocurridos en París. Estos ataques terroristas incluyen diversas dimensiones: geopolíticas, históricas, culturales, económicas, factores socio psicológicos y también, para nuestro pesar, algunos aspectos interreligiosos. Ciertamente es probable que en el futuro se produzcan similares actos de violencia.
Lo anterior es razón suficiente para que todos nosotros -los que nos dedicamos al mutuo entendimiento y a nutrirnos entre judíos, cristianos y musulmanes y todos aquellos que se identifiquen con éstas premisas – intensifiquemos nuestros esfuerzos. ¡Tenemos un relato positivo para compartir! Debemos esforzarnos por evitar que el discurso global quede completamente dominado por narrativas de hostilidad y temor.
Dado que el inicio del año es un tiempo propicio para reflexionar acerca del pasado y para asumir el compromiso de trabajar por un futuro mejor, quisiera compartir algunas reflexiones personales acerca del año 2015 y mi visión acerca de la fraternidad entre cristianos y judíos a la que estamos todos dedicados. Lo anterior en el entendido que estas reflexiones son compartidas en el espíritu de esperanza que ellas estimulen una planificación concreta para éste nuevo año que está iniciándose.
Celebrando un histórico momento en las relaciones judeo cristianas
El año 2015 marca el cincuentenario de un hito en el contexto de las relaciones interreligiosas: la emisión – por parte del Concilio Vaticano Segundo- de su declaración acerca de la relación entre la Iglesia católica con las religiones no cristianas. Conocida con el nombre de Nostra Aetate (“En nuestro tiempo”) las dos palabras iniciales en latín que abren el texto, ciertamente no es el primer documento cristiano posterior a la Shoah que deplora el antisemitismo o que repudia la antigua acusación contra los judíos de ser responsables de la “Muerte de Jesús”. Nosotros, los que actualmente somos parte del ICCJ o cualquiera de sus organizaciones nacionales miembros y asociados, nos apoyamos sobre los hombros de un reducido número de pioneros -cristianos y judíos- que se reunieron en la ciudad Suiza de Seeliberg en el año 1947 para una “Conferencia de Emergencia sobre el Antisemitismo”. Esta reunión, que dio origen al ICCJ emitió su famoso documento “Dirigido a las Iglesias” que en Diez Puntos las llamaba (a las iglesias) a reformar sus enseñanzas acerca de los judíos y el Judaísmo. (Seguramente recordarán que el ICCJ conmemoró este hecho en Berlín en el año 2009 con la emisión de una importante declaración “Tiempo de Renovar el Compromiso: Los Doce Puntos de Berlin” misma que incluyó unos dilatados “Doce Puntos de Berlín” dirigidos tanto a cristianos como a judíos). También hubo importantes declaraciones emitidas por el Consejo Mundial de Iglesias, por las Iglesias Protestantes y por teólogos y sacerdotes individualmente y en grupos.
Profundamente agradecidos a estos pioneros, Nostra Aetate posee una condición de autoridad única como una expresión del magisterio de enseñanza de la comunidad cristiana más grande del mundo. Ella revolucionó profundamente las relaciones entre judíos y católicos. A su vez también entregó un mayor impulso a los esfuerzos interreligiosos iniciados en otras tradiciones cristianas e inspiró nuevas iniciativas para el diálogo entre las comunidades religiosas alrededor del mundo.
Para conmemorar este histórico momento el ICCJ llevará a cabo su conferencia anual del 2015 en Roma, albergada por la Amicizia Ebraico- cristiana di Roma en colaboración con la Comisión del Santo Padre para las Relaciones Religiosas con los judíos y con el apoyo de muchas organizaciones religiosas, académicas y civiles. De este modo celebraremos los logros y realizaciones y renovaremos nuestro compromiso para continuar en ésta senda.
¡Hay mucho para celebrar!
Tan solo hace unas pocas décadas atrás había prominentes pensadores en ambas comunidades quienes abogaban que era imposible, o indeseable, para cristianos y para judíos hablar en un significativo modo religioso uno con el otro. Siglos de denigración y presión cristiana sobre los judíos inculcaron profundos mecanismos de evasión y sospecha entre ambos pueblos. Una potente suposición persistió en el sentido de que para que una tradición fuera legítima, la otra debía ser ilegítima. Ninguna de las dos comunidades imaginó que tenían mucho que aprender una de la otra.
En los umbrales del año 2015 esta situación ha cambiado sustancialmente en muchas partes del mundo. Importantes comunidades cristianas han asumido que no están solas en su ser el pueblo fiel a Dios. Al asumir el genuino aprecio por la santidad de la permanencia del pacto de vida judía con Dios, ellas han dejado a un lado las agendas de conversión de tiempos pasados. Al mismo tiempo, algunos judíos, participante en la gestación del diálogo interreligioso han vislumbrado la presencia Divina en las conversaciones con sus interlocutores cristianos. Así ambos, cristianos y judíos, se han ido dando cuenta que muchas ideas teológicas desarrolladas en el antiguo contexto de adversarios son cada vez menos útiles en la actualidad. Ambas comunidades se están recuperando de sus respectivas tradiciones al visualizarlas en base a un acercamiento positivo de una con la otra.
Vivimos en una época en la que -¡por primera vez en la historia!- judíos y cristianos pueden trabajar y estudiar juntos de modo sostenido, enriqueciendo cada uno la vida pactual del otro. Sin embargo, ésta bendición sin precedentes que envuelve a las generaciones actuales implica la responsabilidad de usar adecuadamente la oportunidad que se nos ofrece.
¡Hay mucho trabajo por hacer!
Al comenzar el año 2015 viene a mi memoria la profunda observación del Cardenal Edward Idris Cassidy:
Orientémonos a considerar el futuro. Nuestro primer objetivo ciertamente debe ser seguir hacia adelante. Detenerse es correr el riesgo de ir hacia atrás…Nos rehusamos a permanecer amarrados al pasado por las cadenas que nos impiden construir un nuevo futuro, una nueva asociación entre judíos y cristianos, un futuro basado en la mutua confianza y el mutuo entendimiento.
Dado el increíble progreso de las pasadas cinco décadas, tal vez es fácil subestimar la dificultad de desaprender los reflejos heredados de siglos de hostilidad. Incluso dejando a un lado la violencia extremista y la retórica que asaltan a nuestro mundo, me parece que existe evidencia en todo nuestro entorno que los viejos hábitos tardan en morir. Para mencionar brevemente algunos ejemplos:
1. Si bien todas las comunidades cristianas condenan oficialmente el antisemitismo, escenas de turbas protestando y violencia contra los judíos y sinagogas en diversos países en respuesta al conflicto militar del pasado verano entre Hamas y el Estado de Israel demuestran que un hábito de imponer la culpa colectivamente a todos los judíos en todas partes ha mutado desde sus orígenes cristianos hacia un mundo secular moderno. Este público despliegue de antisemitismos ha urgido al Comité Ejecutivo del ICCJ a extender su reunión semi anual en enero con el fin de llevar a cabo consultas con diversos expertos representantes de las organizaciones europeas miembros del ICCJ. Les agradeceré estar atentos al reporte que respecto de ésta reunión emitiremos en febrero próximo.
2. En un aspecto relacionado, el Comité Ejecutivo del ICCJ señaló lo siguiente en su declaración del año 2013: “Si creemos en un Dios vivo, debemos tener esperanza”.
Cuando hoy en día escuchamos a algunos cristianos decir que los judíos reclaman ser un “pueblo elegido” eso pone de manifiesto cuan demasiado pluralista es el Judaísmo en comparación el Cristianismo universal, o cuando otros cristianos identifican a los primeros oponentes a Jesús durante su vida terrena como “los judíos”, del mismo modo que “los judíos” son los enemigos de los cristianos Palestinos hoy en día, debemos preguntarnos si es que tantos siglos de estereotipos anti judíos y de teología de sustitución están encontrando una nueva expresión en el discurso político en lugar del discurso religioso. Al menos parece que hay una fijación cristiana con respecto al Estado judío y sus políticas, algunas de las cuales son de hecho legítimamente cuestionables. ... Tales declaraciones nos hacen preguntarnos si las personas judías -y ahora también el Estado de Israel- siguen desempeñando un papel negativo importante, incluso indispensable, en la teología cristiana como el perpetuo "otro".
De hecho, la polarización que los conflictos del Medio Oriente engendran sigue afligiendo a grupos de diálogo incluso cristiano-judíos que han prosperado durante décadas. Se agrava por el fanatismo islamófobo generalizado. Sin embargo, es la misión del ICCJ fomentar la conversación entre religiones, incluso sobre temas que dividen. Esta es la razón por la cual el ICCJ apoya, junto con un número de universidades, el proyecto de investigación: "Promesa, la tierra y la esperanza: judíos y cristianos Buscando Entendimiento para Permitir el Diálogo Constructivo sobre Cuestiones entre Israelíes y Palestinos", que se reunirá en Jerusalén en agosto de 2015. Estén atentos a futuras noticias al respecto.
3. Aún permanece una persistente tendencia tanto entre cristianos como entre judíos considerando como periférica la tarea de nutrir su, aún incipiente, nueva relación. Algunos sienten que al rechazar el fanatismo y siendo respetuosos han hecho lo suficiente con relación a los temas incluidos entre ambas tradiciones y cualquier futura reforma es innecesaria. Esta marginalización de la tarea de nutrir nuestra nueva relación permite que algunos judíos puedan descartar el cristianismo como así mismo tener sólo una relación distorsionada con el Santo Bendito Sea, mientras que los cristianos de ideas afines persisten en caricaturizar el Judaísmo (tal vez personificado en las personas de los fariseos o rabinos) como un legalismo sin corazón que poco le importa la gente. Tales ideas se pueden expresar litúrgicamente en las oraciones tradicionales y en letras de himnos y, para los cristianos, en la predicación de tergiversaciones de la profecía hebrea como fotográficas anticipaciones de Cristo o que reiteran casualmente polémicas que se encuentran en ciertos pasajes del Evangelio.
4. La perdurable influencia de nuestra trágica historia también es evidente cuando judíos y cristianos descuidadamente caen de nuevo en las actitudes negativas "por defecto" cuando el otro no es mantenido conscientemente en la mente. Me parece que va a ser un signo seguro de que nuestras respectivas teologías están verdaderamente promoviendo una buena relación entre nosotros cuando nos referimos consistentemente al otro- cristiano o judío- del mismo modo afirmativo cuando está ausente como cuando está presente.
¡El Cincuentenario de la Nostra Aetate es más importante que lo que será su Centenario!
Por estas y otras razones, creo fervientemente que el jubileo de la Nostra Aetate en el 2015 es una rara coincidencia que no puede ser desperdiciada por ninguna persona dedicada a profundizar la interacción entre cristianos y judíos. Esto es incluso más cierto ante el terrorismo y la violencia.
Un amigo mío, Msgr. Michael Carroll de la Arquidiócesis de Filadelfia, recientemente señaló que conmemorar este histórico hito del cincuentenario es más importante que lo que será cuando se conmemore el centenario. Él explicó que en el 2015 hay mucha gente que ha vivido este enorme mar de de los recientes enormes cambios que se han producido en las relaciones entre cristianos y judíos mientras que presumiblemente en el año 2065 no habrá nadie vivo con tal experiencia. Por ello nosotros somos más capaces de percibir cuán lejos hemos llegado como también cuánto camino aún nos falta por recorrer. La clase de aniversario que nuestros descendientes habrán de conmemorar en el año 2065 probablemente sea determinada en gran modo por nuestras actitudes en el 2015.
Con estas observaciones y reflexiones en mente les pido y exhorto a cada uno para que, por favor, trabaje local y nacionalmente en auspiciar ceremonias ecuménicas e interreligiosas creativas que puedan informar y elevar el espíritu de la gente, especialmente la juventud, dedicándose a promover el acercamiento entre cristianos y judíos en particular y la amistad interreligiosa en general. Consideren redactar declaraciones conjuntas que reflejen respeto y resolución. Compartan y únanse con el ICCJ en Roma desde el próximo 28 de junio al 1 de Julio del 2015 para explorar juntos los caminos que se desarrollan en nuestra jornada interreligiosa. ¡Que podamos luchar contra todas las noticias de conflicto interreligioso y el aumento de las persecuciones religiosas en el mundo con inspiradas celebraciones de un verdadero y trascendental giro hacia a la solidaridad interreligiosa!
¿Sabrán cristianos y judíos aprovechar ésta ocasión de la celebración del jubileo de la Nostra Aetate para intensificar los esfuerzos acerca de nuestras nuevas relaciones? ¿Sabremos honrar a los pioneros de las décadas post Holocausto aportando nueva energía al innovador trabajo que ellos iniciaron? ¿Nos ayudaremos uno a otro a desmantelar las teologías y los hábitos que fomentaron desdén y en su lugar construir juntos teologías de relaciones correctas? ¿Vamos a orar por la gracia de estudiar nuestras respectivas tradiciones como amigos que disfrutan aprendiendo uno del otro acerca del Santo Bendito Sea?
¡Sean estas nuestras resoluciones para el nuevo año 2015!
Phil Cunningham
Dr. Philip A. Cunningham
Presidente del ICCJ
Saint Joseph's University, Philadelphia