La sociedad religiosamente dividida de Israel

JERUSALÉN – Un estudio estadounidense publicado por el Centro de Investigación Pew, reveló las divisiones y las fracturas causadas por las religiones dentro de la sociedad israelí. El estudio fue presentado por Alan Cooperman, Director de Investigación, en el Consulado General de Francia, el jueves 10 de marzo de 2016, en Jerusalén.

La encuesta realizada por el Centro de Investigación Pew en Washington, publicada el martes 8 de marzo de 2016, es la primera de su clase que aborda con precisión las divergencias religiosas y sus efectos dentro de la sociedad israelí. El estudio entrevistó a 5601 adultos israelíes en sus respectivos idiomas, hebreo, árabe o ruso, entre octubre de 2014 y mayo de 2015, es decir, antes de las elecciones y antes de la actual ola de violencia.

El investigador Alan Cooperman y su colega Nehal Sahgal del Centro de Investigación Pew, una organización estadounidense no gubernamental que se dice apolítica, presentaron el jueves ante el Cónsul General de Francia, Sr. Hervé Magro, y el personal consular, este trabajo, que destaca el hecho de que la sociedad israelí está “cada vez más polarizada por la religión”.

De acuerdo con las conclusiones de la encuesta, las divisiones religiosas y sociales se reflejan en posiciones radicalmente antagónicas en diversos temas políticos, y en actitudes muy diferentes dentro de la sociedad y con el Estado de Israel.

La mayoría de los israelíes, sean judíos, cristianos o musulmanes, se casan dentro de sus propios grupos o subgrupos, religiosos o laicos, y viven y se mueven en esferas sociales que están separados de los otros grupos.

La encuesta muestra cómo el judaísmo constituye una fuente de unidad entre los judíos de Israel que consideran casi unánimemente que Israel es una patria judía, que un Estado judío y la democracia son compatibles, o que el antisemitismo es un fenómeno creciente a escala mundial, pero revela también profundas divisiones dentro de la comunidad judía. Sobre la cuestión, por ejemplo, de dar preferencia a la Halajá (ley religiosa) sobre los principios democráticos o el uso de los servicios públicos durante el Shabat, las brechas son sorprendentes.

La encuesta revela, con cifras, la importancia central de la religión dentro de la sociedad israelí, donde el 81% de las personas incluidas en la muestra se identifican como judíos, 14% musulmanes, 2% cristianos y 2% drusos. La mayoría de estas personas consideran su religión “muy importante”.

La gran mayoría de los árabes israelíes consideran que Israel no puede ser a la vez una democracia y un Estado judío, pero no tienen un punto de vista secular de la democracia. Las cifras revelan, en efecto, que el 58% de los musulmanes encuestados consideran que la Sharia debería ser la ley para los musulmanes en Israel, y el 55% de los cristianos, que los principios bíblicos podrían servir como marco para la ley. Alan Cooperman subrayó que estas personas estaban expresando “ideales, no propuestas políticas”.

Desde un punto de vista político, esta vez, la encuesta revela cierta desilusión de los árabes en cuando a la posibilidad de una solución de dos Estados. El 74% de los árabes consideraba esta solución posible en 2013, pero no eran más de un 50% en 2015. El desánimo se ve menos entre los judíos, que desciende del 46% al 43%. Acerca de la actitud de sus líderes políticos en el proceso de paz, los encuestados judíos y árabes tienen dudas mutuas sobre la sinceridad de la parte contraria.

Cuando se preguntó sobre los asentamientos y la seguridad de Israel, que complican el proceso de paz, el 42% de los judíos entrevistados afirmó que los asentamientos contribuyeron a la seguridad de Israel y el 30% que eran perjudiciales. 79% de los judíos consideran que Israel debería “dar preferencia” a los judíos.

Por otro lado, el 48% de los judíos estaban a favor de la consigna: “Los árabes deben ser expulsados o transferidos de Israel”. Sólo el 46% de los encuestados judíos estaban en contra. Estos resultados plantearon fuertes reacciones cuando la encuesta se hizo pública dos días antes. El presidente de Israel, Reuven Rivlin, instó a los ciudadanos judíos a hacer un “examen de conciencia”, teniendo en cuenta estas cifras.

Estos resultados mostraron una cohesión social muy frágil y antagonismos irreductibles entre los diferentes grupos religiosos dentro de la sociedad israelí. Aunque no resultan demasiado sorprendentes, es posible, sin embargo, imaginar el futuro con esperanza. Al término de la reunión, el Cónsul General francés, Sr. Magro declaró “La mitad de las personas siguen pensando que la paz es posible”.

Myriam Ambroselli

Editorial remarks

Fuente: Patriarcado Latino de Jerusalén