En uno de sus primeros mensajes, el papa León XIV expresó su intención de fortalecer los lazos entre la Iglesia Católica y la comunidad judía.
«Confiado en la ayuda del Todopoderoso, me comprometo a continuar y fortalecer el diálogo y la cooperación de la Iglesia con el pueblo judío en el espíritu de la declaración Nostra Aetate del Concilio Vaticano II», escribió el papa en un mensaje dirigido al rabino Noam Marans, Director de Asuntos Interreligiosos del Comité Judío Americano (AJC).
Promulgada hace 60 años, Nostra Aetate afirmó el parentesco espiritual de la Iglesia Católica con el pueblo judío y condenó todas las formas de antisemitismo.
El mensaje del papa, firmado el 8 de mayo, día de su elección, se publicó en la cuenta X del AJC el 13 de mayo.
El AJC es un grupo de defensa que «defiende el derecho de Israel a existir en paz y seguridad, lucha contra el antisemitismo de todas las procedencias y promueve los valores democráticos que unen a los judíos y a nuestros aliados», según su sitio web.
Aunque el papa León no abordó explícitamente la guerra entre Israel y Hamás después de rezar el “Regina Coeli” con los peregrinos en la Plaza de San Pedro el 11 de mayo, sí pidió un «alto el fuego inmediato» en la Franja de Gaza. «Que se preste ayuda humanitaria a la población civil afectada y se libere a todos los rehenes», dijo.
El papa León también le envió un mensaje personal al rabino Riccardo Di Segni, gran rabino de Roma, «informándole de su elección como nuevo pontífice», según un comunicado publicado el 13 de mayo en la página de Facebook de la comunidad judía de Roma.
En su mensaje, según el comunicado, «el papa León XIV se comprometió a continuar y fortalecer el diálogo y la cooperación de la Iglesia con el pueblo judío en el espíritu de la declaración Nostra Aetate del Vaticano II».
«El gran rabino de Roma, que estará presente en la ceremonia de investidura papal (el 18 de mayo), recibió con satisfacción y gratitud las palabras que le dirigió el nuevo papa», añade el comunicado.
Los judíos han vivido en Roma desde antes del nacimiento de Cristo, y los siglos de interacción entre la comunidad judía de la ciudad y los papas hacen que las relaciones entre los judíos y el Vaticano en la ciudad tengan una historia única, y en gran medida triste.
En 2010, cuando el papa Benedicto XVI visitó la sinagoga de Roma, el personal del Museo Judío de Roma, situado en el complejo de la sinagoga, organizó una exposición especial que ilustraba parte de esa historia.
La pieza central de la exposición estaba compuesta por 14 paneles decorativos creados por artistas judíos para conmemorar la entronización de los papas Clemente XII, Clemente XIII, Clemente XIV y Pío VI en el siglo XVIII.
Durante cientos de años, la comunidad judía se vio obligada a participar en las ceremonias de entronización de los nuevos papas, a menudo de manera humillante.
A diversos grupos de la ciudad se les asignaba la decoración de distintos tramos del recorrido del papa entre el Vaticano y la Basílica de San Giovanni in Laterano, la catedral del papa. La comunidad judía era responsable del tramo entre el Coliseo y el Arco de Tito, que conmemora la victoria del Imperio Romano sobre los judíos de Jerusalén en el siglo I. La victoria romana incluyó la destrucción del Templo, el lugar más sagrado del judaísmo, y el arco del triunfo representa a soldados romanos llevándose la menorá y otros objetos litúrgicos judíos.