El antisemitismo es tóxico para la democracia y debe ser combatido

Ahmed Shaheed, relator especial para la libertad de religión o de creencia, presentó el 17 de octubre de 2019 a la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas un informe sobre la intolerancia religiosa, en el cual invita a las democracias a hacer más para luchar contra el antisemitismo.

GINEBRA (17 de octubre de 2019) – El antisemitismo es tóxico para la democracia y constituye una amenaza para todas las sociedades si no es tratado, advirtió el Relator Especial para la libertad de religión o de creencia, Ahmed Shaheed.

“No hay ejemplo más flagrante que el Holocausto de la manera en que el odio religioso y racial puede llevar al genocidio y a la destrucción de las sociedades”, declaró en un informe a la Asamblea General de las Naciones Unidas.

“Estoy alarmado por el uso creciente de temas recurrentes de carácter antisemita por parte de los supremacistas blancos, incluidos los neonazis y los miembros de grupos islamistas radicales, en consignas, imágenes, estereotipos y teorías conspirativas para incitar y justificar la hostilidad, la discriminación y la violencia contra los judíos. También me preocupan las crecientes expresiones de antisemitismo que emanan de fuentes de la izquierda política y las prácticas discriminatorias del Estado hacia los judíos”.

Shaheed expresó serias preocupaciones con respecto al aumento de los incidentes antisemitas y la prevalencia de discursos de odio antisemita en internet.

“La violencia, la discriminación y las expresiones de hostilidad motivadas por el antisemitismo son un serio obstáculo para disfrutar el derecho a la libertad de religión o de creencia”, agregó el relator especial. “Los ataques a sinagogas, la profanación de cementerios o las restricciones al uso de símbolos religiosos y la práctica de ritos religiosos constituyen violaciones del derecho a la libertad de religión o de creencia de los judíos”.

“El antisemitismo presenta serios desafíos para la eliminación de todas las formas de intolerancia, odio y discriminación basadas en la religión o las creencias, pero tal odio no plantea riesgos solo para los judíos sino para los miembros de las minorías en todas partes”, afirmó Shaheed. “Como en muchos Estados no existen mecanismos de vigilancia de crímenes motivados por el odio, es indispensable invertir en la educación y la formación en todos los niveles para identificar las diversas manifestaciones de antisemitismo y de otras formas de odio”.

Shaheed exhortó a los Estados, la sociedad civil, los medios de comunicación y la ONU a tomar medidas para luchar contra el antisemitismo en el marco más amplio de los derechos humanos. “Los ciudadanos de todas las sociedades deben estar capacitados con un pensamiento crítico, con la empatía y con la alfabetización en derechos humanos para ser resistentes a las ideologías extremistas, incluida la propaganda antisemita”, declaró.

“Los Estados tienen el deber de tomar todas las medidas apropiadas y prohibir por ley la incitación a la discriminación, la hostilidad o la violencia basada en la religión o las creencias, incluso contra los judíos”.

El experto recomendó utilizar la definición de trabajo adoptada por la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto como herramienta educativa no jurídica, subrayando que la utilización de la definición por los organismos públicos con fines reglamentarios exigiría una diligencia razonable para garantizar que la libertad de expresión esté protegida para todos, conforme a las normas internacionales relativas a los derechos humanos.

“Los actores de la sociedad civil también pueden desempeñar un papel vital en la lucha contra el antisemitismo estableciendo redes interconfesionales tendientes a promover la cohesión social”, declaró el experto. “Rechacemos colectivamente el antisemitismo y las demás formas de odio y creemos sociedades inclusivas que defiendan los derechos humanos y la seguridad para todos”.

Editorial remarks

Ahmed Shaheed (Maldivas) fue nombrado Relator Especial para la libertad de religión o de creencia por el Consejo de Derechos Humanos en 2016. Shaheed es director adjunto del Centro de los Derechos de la Persona de la Universidad de Essex, en el Reino Unido, y Colaborador Emérito del Centro Raoul Wallenberg de los Derechos de la Persona en Canadá. Ha sido ministro de Relaciones Exteriores de Maldivas de 2005 a 2007 y de 2008 a 2010. Dirigió las acciones del país para firmar y ratificar las nueve convenciones internacionales relativas a los derechos humanos y para aplicarlas en el derecho y en la práctica. Ahmed Shaheed es el ex Relator Especial de la situación de los derechos humanos en Irán.

Fuente: Naciones Unidas.

El informe completo puede ser consultado en inglés en el sitio del Alto Comisionado para los Derechos Humanos.